el primer amor perdido

el primer amor perdido

pame

06/11/2019

La tarde avanzaba despacio, como la sangre se dispersa por un disparo,

Camine cabizbajo, con una brisa anisada y cálida, por el amplio callejón,

Me había despedido hacia solo un rato de aquella jovenzuela aviesa,

Su piel nácar lustrosa, de hombros redondos, cuello estirado y lozano,

Mi piel sudorosa, brillaba con el sol de media tarde, punzando en mi cara,

Como miasmas, iban excretando mis axilas olores picantes y agrios,

Mis vapores me resultaban desagradables, deseaba llegar a bañarme,

Las venas hinchadas y dilatadas de mis manos, como raíces viejas,

Me senté a la sombra de un ciruelo y espesas gotas almibaradas,

Se precipitaron lentamente hasta mi camisa, ya empapada en sudor,

Sentí náuseas de la mezcla de aquellos olores fuertes y empalagosos,

Seguí mi ruta hasta mi casa, a casi 4 km aquella beldad malvada,

A cada paso un polvillo se levantaba del suelo reseco y la brisa lo esparcía,

Se reían a carcajadas los elementos de mí y la sed me embargaba,

Los pies adoloridos, cansado, como si de una expiación se tratara,

Los últimos 300 metros se me hicieron eternos y tortuosos,

A la distancia mi padre luchaba por hacer partir la camioneta,

Mi madre observaba por la ventana con un vestido pintado,

Llegue casi agonizante a su lado, el me miro de arriba abajo,

Arrugo brevemente el entre ceño y me envió a bañar, molesto ,

Al abrir mi madre exclamo en un bufido algo que no alcance a oír,

Me acercó una limonada que bebí atarantado, en sorbos gigantes,

Subí a buscar mi ropa y el agua fría me destemplo los huesos y

Fue desacalambrando mis pantorrillas y refrescando las ampollas de mis pies,

Al salir, mi padre enlazaba rítmicamente sus pulgares en forma circular,

– Verde, que te quiero verde, expresó y yo no entendí su referencia,

– Lorca hombre – me dijo dándome un poderoso puñetazo en el hombro,

Me encogí de hombros y el movió la cabeza de lado a lado, despacio,

-Ya cuéntame ¿qué pasó?- me dijo empujándome escaleras abajo, al patio,

Allí, ,bajo de la higuera sostenía mi tristeza y frustración, pero rompí en llanto,

El me habló de aquella vez, la suya, del dolor sordo y la rabia contenida,

Me explicó el proceso que venía y se acercó suavemente hasta abrazarme,

Yo me fundí con su cuerpo escuálido y desgarbado, él mantuvo el silencio,

Nos soltamos sin más comentario, al entrar mi madre me esperaba con guiso

Al sentarme apretó mis hombros y me beso en el pelo como cuando niño,

Comimos charlando de lo de siempre, el cuerpo me dolía como apaleado,

A las 10 me levante y fui a tirarme a la cama, alguien me tapó más tarde,

El sol de la madrugada me pegó de lleno por entre la cortina separada,

Un agudo dolor me atravesaba los miembros y otro nuevo partía mi alma,

El aroma a pan tostado vino a despertar mis sentidos, sin lograr hambre real

Mi madre como una polilla se asomó al interior, pude sentir su fresco aroma

– ¿Desayunamos mi amor? – dijo con ese tono de las madres, que ganan batallas,

-Si madre ya la alcanzo – pero ella ingresó y se sentó en la cama, acariciándome,

-Va pasar cariño te juro que lo que sientes hoy, será solo un amargo de boca,

Desaparecerá cuando la miel de nuevos labios, arranquen de raíz aquel sabor,

Supe entonces de lo que hablaban los poetas, de aquellas noches interminables,

De aquellos dolores inexplicables y profundos, de las emociones funestas,

De esa sensación de pérdida y fracaso, de la angustia, la rabia, la tristeza

Supe entonces de Lorca y su verde, que te quiero verde y del resto de poetas,

De saetas, espadas filosas, fuegos perpetuos, amaneceres, lluvia, zozobra,

también de anocheceres sin estrellas, de frío y desesperanza, impotencia,

De las emociones trastocadas y aumentadas, del ayer, de hoy y de mañana…

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