Tú que das a luz la vida con tu savia…;
meces con tus ramas el fruto preciado.
Tú que ofreces cobijo
con tu remanso de paz.
Tan fuertes tus raíces
y tan necesario tu sustento.
Hálito de vida para tantos latidos…
Para otros tan sólo materia sin vida…
Infames desagradecidos somos
que te arrancamos la vida hectárea a hectárea.
Y lloras lágrimas de rabia.
Siglos de vida susurran tus hojas
y tus semillas calladas sangran.
Susurran tus hojas al viento,
tantas vivencias y batallas.
A tí mi querido bosque;
que das todo y no pides nada.
Te agradezco eternamente,
que seas tú mi pulmón.
Ojalá despierte el hombre
y sienta la conexión.
Te sanen esas heridas
que dañan tu corazón.
Romina Rijo Rodriguez
Derechos de autor
Lanzarote, islas Canarias
( Imagen tomada de internet)
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