Cambio al cambio, al pasivo ser

Cambio al cambio, al pasivo ser

Gabriel Abdel

22/09/2019

Cambia mi vida a medida que mueves tus manos sobre mi cabeza. Transmites tu energía suavemente sobre cada átomo de mi corazón, y te espero, sentado en un vagón de emociones que se mueven como una montaña rusa en desperfecto, invades mis sentidos como una especie de sabor desconocido, apaciblemente entre un vaivén de consecuencias. Dios, te respiro en mis pulmones, te agradezco madre por existir, te deseo como apretando mis puños al tener algo que nunca quiero ni debo soltar, pero aún así te escapas de entre mis dedos como la arena de playa que transmite esa calidez que tanto anhelo y extraño.

Muy en lo profundo de mi existencia te veo hablar en un campo oscuro, lleno de ti y de mi, ilusionando nuestro subconsciente con frases motivadoras que espero algún día resulten positivas, como mi fe que nunca falla o las vitaminas que me provee tu sol. Déjame arrodillarme ante tu esencia que poco a poco se extiende por la sangre de mi presencia y lo que soy. Borra mis espacios negros y colorea los blancos con tu gama multifacética de creencias, pues todos queremos creer pero nadie sabe precisamente en qué.
Hay tanto que esperamos y tanto que olvidamos, mi mente ya no se da abasto para tanta información, recibo cada día tu iluminación sagrada como un satélite de datos que se almacenan en mi lóbulo prefrontal, pero no sé llegar allí, no sé ubicarme en tanto ingenio. El tiempo, el espacio, la gratitud y el exhaustivo motivo por vivir y sentir la vida que oxida mi cuerpo en tu preciado pero alternativo modus operandi de ordenar mis pensamientos. A ti, mi cerebro, ordéname como la fluente energía del feng shui, mueve las mesas de mi consentimiento de manera que el resplandor incandescente pueda quemar esa madera cada mañana que abro los ojos, conecta las luces de mi creatividad para que continúen iluminando el camino que me falta por encontrar, acomoda la cama de mis sueños durante las noches en las que permanezco dormido pero no descanso, y ahora que estamos partiendo hacia nuevo mundo, libérame, libera mi alma y mis sentidos, para que así de la forma más terrenal pero menos predecible posible puedas llevarme al sendero donde por fin pueda acostarme a ver tu cielo y sonreír ante la reconfortante aura de tu paz.

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