BLANCA

Blanca, la flor más hermosa del jardín, sus estambres y sus pétalos, atraian las miradas de todos los hombres que su hermosura contemplaban.

Un día, uno de esos hombres, comenzó a cortejarla, la agasajó tanto con sus tretas y sus mañas, él creyó amarla, y ella sentía que ambos se amaban.

Llegó el momento que su tallo entregó, pensando que era bien amada, que juntos vivirian un ensueño, sin adivinar que más tarde, él, su lindo tallo cortara.

Los comienzos fueron brillantes, para ello, solo con la luz de Blanca bastaba. Era la mujer más dulce, sencilla y tierna, que cualquier hombre deseara.

No pasó mucho tiempo, para que la felicidad de Blanca se eclipsara. El torpe y rudo hombre sin sentimientos, veía como su linda flor se marchitaba.

Comenzaron sus celos y malos tratos, desaparecieron los cubos de agua cristalina con los que en otros tiempos Blanca era muy bien regada.

Una mañana de cualquier día, Blanca, la más hermosa flor que cualquiera deseara, cogió sus cosas en silencio y con su corazón roto, se perdió donde nunca la encontrara.

Nunca más se supo nada de ella. La leyenda cuenta que un día encontró un riachuelo, con sus puras aguas cristalinas y con la más sincera y dulce mirada.

Que junto a ese riachuelo vivió toda su vida, que encontró la verdadera felicidad siempre por ella anhelada y que ambos fueron muy felices, hasta donde alcanza la cañada.

Aunque a nadie le importó ni le importaba, del rudo y estúpido hombre se supo, que sus penas y tristeza en alcohol ahogaba. Que sus dias terminaron, a los pies de una cascada.

Unos dicen que allí terminó perdido, otros cuentan que estuvo años buscándola, hasta que sus fuerzas le abandonaron y fue presa de la más absoluta nada.

Angel Márquez Díaz

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