inicio de primavera en el liceo

inicio de primavera en el liceo

pame

05/09/2019

La discusión había partido temprano en la sala de profesores, nunca hemos tenido una relación fluida y hoy en especial no llegamos acuerdo en ningún punto, decidí que era tiempo de hablar a solas, y salimos al patio trasero del liceo, en donde se encuentran las canchas, lejos de los alumnos y del resto de nuestros compañeros que en vano luchaban azarosamente ,para que acabasemos la discusion ,seis años trabajando juntos y las disputas poco a poco han ido aumentando en volumen y acidez e intensidad .

Mientras te hablo ,el sol de media tarde te da en la nuca y destaca tu nariz aguileña, hace brillar una barba rala rojiza y destaca los bucles suaves de tu pelo desordenado por el frio viento de inicios de primavera, que se levanta violento, arrasando con lo que se le ponga de por medio. En donde estamos, la pared de ladrillo sin estucar se presenta húmeda, el moho la cubre por sectores, a tu derecha, un aro de basquetbol a medio oxidar y el piso de hormigón saltado.

Me hablas gesticulando con esas manos extrañas, de nudillos rugosos oscuros y de proporciones desajustadas; largos y finos hacia la punta, gruesos y anchos al final. te miro escuchando solo a ratos lo que dices, quizás porque estoy distraída en las ondas de tu pelo levantadas en bucles, la sombra que perfila tu nariz y tus manos ocupando el espacio entre nosotros. Tú intentas explicarme algo, haciendo énfasis en algunas palabras y deteniéndote algunos segundos a mirarme .

Parada en medio del patio, el sol de agosto te da de lleno en el pelo rubio ceniza, haciendo brillar los hilos platinados, que el viento levanta cubriéndote el rostro, del cual lo retiras con insistencia, me pareces un poco pálida hoy, a pesar de que el sol entibia a esta hora el patio. Me miras a ratos distraída pensando en no sé qué cosa, fijas la vista en el muro lleno de moho del fondo y observas el aro de basquetbol arrugando la nariz, un olorcillo suave a vainilla se desprende de ti, el viento fuerte y frío lo trae de golpe a mi nariz, haciéndome sentir una sensación cálida y suave, tus ojos ámbar transparentes y brillosos parecen perdidos en el movimiento de mis manos, aun cuando percibo que tus pensamientos están en otros lados, porque no rebates nada

Una ráfaga se embolsa y forma un remolino de tierra, instintivamente te tapas la cara, instintivamente te abrazo y cierro a mi vez los ojos, el abrazo resulta tan cómodo y grato que me quedo así contigo unos segundos, tú te has acurrucado perfectamente en mi pecho,

En un instante estoy atrapada en un abrazo que me pega a ti, un calorcillo tibio se desprende de tu cuerpo, mis manos quedan atrapadas entre tu pecho y mi cuerpo, el suave olor marino, muy limpio se mete en mi nariz, estoy a cm de tu manzana de adán la veo subir y bajar, tu aliento amielado muy cerca.

-¿Estas bien, te entro algo en los ojos? dices soltándome suavemente, aunque quisiera quedarme allí

-Si, si bien, digo nerviosamente apartándome, tus manos aun sujetan mis brazos, una nueva ráfaga y ambos nos estremecemos

– ¿Entramos? Hace frio – me sale en una voz tan débil, que me sorprende incluso a mí. Tú levantas las manos soltándome despacio, dando un paso atrás como si cometieras un delito

– Si, hace frio – pronuncias roncamente

Subimos la escalera despacio y en silencio , el ruido de los alumnos parece un murmullo feroz y estresante, me miras a ratos entre los escalones. En un acto repentino, impulsivo y desoyendo la voz interna que grita dentro de mí, enlazo mi brazo al tuyo, me miras confuso primero, luego pones tu mano izquierda sobre la mía , y esa tibieza me inunda , el mechón, aún esta levantado sobre tu frente y la luz de los ventanales da de lleno en tu barba , en el descanso de la escalera y sin mediar palabra alguna me sostienes contra la pared y me besas, dejándome aquel sabor amielado en la boca, haciendo que todo mi cuerpo vibre y un calorcito nuevo se me instale en las mejillas, me tomas delicadamente el rostro con ambas manos, de nudillos imperfectos , me buscas los ojos y sostienes unos segundos mi mirada, tomas mi mano y con ella entrelazada hacemos el trayecto final hacia los pasillos, donde me sueltas.

– Miss Alejandra espero tenga una grata mañana

-gracias, Profesor, espero también su mañana sea gratificante

Con la punta de los dedos me ordenas unos cabellos que se han ido a mi cara, con igual gesto ordeno el bucle castaño del rostro tuyo…

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