No es rima.

No es rima.

Susan

24/07/2019

Le prometí quererla, le juré que después de un tiempo todo sería para ella, todo mi amor, todas mis caricias, todos mis besos, todo mi tiempo, toda mi vida. Pero miento, suelo mentir cuando mis días van mal, cuando siento que mi vida va en picada y está un poco desordenada, cuando me siento amenazada y obstinada de existir. Miento porque necesito que alguien se sienta más miserable que yo. Miento, porque la necesidad de romperle su corazón no salía de mi mente desde el momento en el que miró mis ojos, dejando en evidencia lo vulnerable que era.

Podía percibir lo dulce de su alma, debajo de aquella corteza que cubría su pequeña figura, podía ver una mirada llena de amor, su corazón era tan frágil como el mío, pero que bien lo ocultaba. La bondad de su alma me hacía pensar que valía la pena, me sentía obligada a bajar la guardia y dejar que me lastimara, porque desde que la miré directo a los ojos, sabía que lastimarme era su principal objetivo.

Suelo romper a las personas, porque nada me sale mejor, porque dejarlas con un nudo en la garganta, sin dar una explicación es mi pasatiempo favorito. Porque siempre he creído que sentir es para débiles y amar es solo para cobardes, porque no razono, porque voy por ahí pensando y creyendo que todos son como yo, que no sienten, que no sufren, que no piensan, que la vida es muy corta como para actuar con precaución, para preguntar si te estoy lastimando, para decir la verdad de frente antes de herir, porque soy muy cabrona, y las cabronas actuamos no pensamos, porque tu opinión me importaba, pero no lo suficiente como para hacerme dudar un segundo antes de lastimarte.

No me rompas, por favor, no lo hagas, he vivido para mí, defendiendo a mi corazón, ocultándolo para que nunca sepa lo que es la tristeza. Flaquee, no daba más, cedí, te dejé entrar, y sabía que no había vuelta atrás, que una vez dentro, te pertenecía y podías hacer conmigo lo que se te apeteciera.

Su mirada me pedía compasión, quería que la tocara, pero con la suavidad con que nunca antes nadie lo había hecho. Pero ella lo sabía, sabía que no puedo tocar nada sin terminar por destrozarlo…

Soñaba ver contigo trecientos veintitrés mil atardeceres desde mi ventana, soñé que cada luna llena estaríamos las dos sentadas frente a la montaña, viéndola salir hasta llegar al punto más alto del cielo, imaginé cuantas veces tu pelo pude haber acariciado, cuantas olas de mar hubiéramos saltado y en lo dorada que tu piel pálida pudo haberse convertido, los millones de besos que en tu cuello habría dejado, las caricias que tus suaves manos me habrían dado, las sonrisas que ambas habríamos soltado y en las noches que juntas pudimos haber pasado. No es rima, es todo lo que imaginé viviendo a tu lado.


URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS