En Valencia, un joven, Fran, de 17 años, al que le gusta escribir y dibujar y diseñar bocetos de dibujos, etc. Se entretiene en su habitación dibujando a un robot espacial como el que sale en Toy Story. Su madre es una mamarracha que por la mañana se dedica a beber alcohol y por la noche se dedica a prostiuirse y a drogarse.

Fran, cuidaba a su hermana Elena por la mañana, que apenas tenía 2 años.

Era el 17 de marzo de 2018, Fean estaba dándole la papilla a su hermana Elena, ya que su madre, tras haber estado la noche anterior prostutuyendose y metiéndoe más de una raya de coca, y mezclándolo con alcohol.

-Muy bien Elena, ya queda menos, toma, la última cucharada de papilla -dijo Fran animando a su hermana para que se comiera la última cucharada de papilla.

A la última cucharada, Elena se le resistía a Fran, por eso le costaba que se comiera la papilla. Acabó salpicándole en la cara, y justo al mismo instante, se oyó un portazo, estaba claro que ese portazo procedía de la puerta de su casa y que debía de ser su madre que venía con un resacón y un colocón de la noche anterior.

Fran se levantó de la silla de la cocina donde se encontraba sentado, y se dirigió a la entrada de su casa. Allí estaba su madre con las marcas de dos lágrimas negras tintadas por el maquillaje de sus ojos. Estaba completamente despeinada y llevaba un morado en el pómulo derecho.

Fran se quedó quieto y dijo:

-No ha ido bien esta noche, ¿verdad?

Lorena se le quedó mirando con mala cara y contestó:

-Ese no es asunto tuyo, si estoy así es para daros de comer a Elena y a ti…, después de que el cerdo de vuestro padre nos abandonara a los tres. Ahora, si no te importa, quítate del medio, estoy muerta de sueño.

Fran descendió la mirada hacia abajo y se apartó hacia su lado derecho, y cerrando los ojos con una lágrima saliéndole del ojo izquierdo.

Lorena pasó por al lado de la puerta de la cocina y retrocedió de nuevo para ver a Elena. Se quedó quieta mirándola, y le dijo:

-Hola mi amor, ¿cómo estás cielo?

De repente, a Lorena se le cayó una pastilla, que era una droga, a la silla de Elena. Estaba tan drogada aún que no se había dado cuenta de que se le había caído la pastilla.

Por suerte para Elena, Fran apareció por la puerta de a cocina justo cuando ella había cogido la pastilla y se la iba a echar a la boca.

-¡No! -gritó Fran tirándole la pastilla al suelo antes de que se la tragara-. ¡Te has vuelto loca!, ¡casi ahogas a mi hermana!

Lorena miró a Fran con cara de tristeza y rompió a llorar, Fran sintió la suficiente pena y abrazó a su madre. Su madre le suplicaba el perdón a lágrimas.

-Lo… lo… lo siento cariño, pero ya no aguanto más, yo esto lo hago por vosotros -decía Lorena llorando.

-Mamá, lo siento mucho, pero aún no puedo perdonarte -contestó Fran cogiendo a su hermana y llevándosela a su habitación.

Lorena se quedó tirada en el suelo rota de dolor y de sentimiento. Se le cayó el bote de anticonceptivos aue llevaba en el bolso, y deslizó sus manos por las pastillas, llorando de rabia por lo que estaba haciendo.

Fran, al haberse llevado a su hermana con él a su habitación, la puso en su cama apotada con unos cojínes en la pared, y puso la televisión, dio la casualidad de que estaban anunciando que se cerraba el proyecto «Paramount Park» en Murcia, ya que era el parque oficial de la productora de cine Paramount Studios, que se iba a construir en Murcia. Fran era un chico soñador y con grandes metas en la vida, a él se le daba muy bien dibujar y también escribir, aunque su gran Don era dibujar, él tenía como meta convertirse en lo que se convirtió hace casi 80 años Walt Disney, pensó que ese anuncio de la tele era un mensaje.

-¿Has visto Elena?, cómo molaría construir y darle vida a un parque de atracciones como ese aue se iba a construir en Murcia -le dijo Fran a su hermana.

De repente, pensó en que podría conseguirlo, puso una sonrisa y se dirigió hacia el cajón de la mesa de su habitación que tenía los bocetos de los dibujos que él hacía. Los cogió y se puso a acabarlos cómo nunca lo había hecho, sabía a donde los tenía que llevar.

Los iba a llevar a la imprenta que había en la esquina de su casa, se llamaba «La Imprenta de Fermín», el duelo de la imprenta era muy amable, parecía que había salido del siglo XIX, iba vestido con un gorro negro, zapatillas de campo y ropa como la de un pintor, y que además era azul.

Bajó corriendo una vez que los terminó, pero no tuvo la suerte de que ese fuera un buen día como casi todos para Fermín, algo le había pasado que estaba de muy mal humor.

-¡Hola Fermín! -gritó Fran alegremente al entrar por la puerta de la imprenta.

-Lárgate muchacho -contestó Fermín sentado en su silla y muy deprimido.

-Pero Ferm…

-¿No me has oído?, he dicho que largo.

Estuvo a punto de irse por el sentimiento que le había dado lo que le había dicho Fermín. Por casualidades de la vida, Fermín encendió su televisión pequeña que tenía en la pared, y justo al mismo tiempo, estaban anunciando en Informativos Telecinco la noticia de que Paramout Park ya no se iba a construir en Murcia, y que el proyecto se iba a ir a Londres, y se le cayó a Fran uno de sus dibujos. Eso hizo recapacitar a Fermín y gritó:

-¡Podemos viajar a Londres!, ¡creo quetis dibujos podrán llegar lejos!, ¡Fowrter lo llamaremos!

-¡Nuestro parque temático!

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