Dame la mano

Dame los ojos
voy a ponerte la vida
Dame un lugar para clavarte el coraje
si no tienes nada de eso.
Dame la sonrisa vacía
para calentarte los dientes con palabras vivas
Déjame lavarme los ciegos con la savia de tu
luna

37.
CARTA A MÍ

Jorge, pocas veces nos hablamos.
Nos pasamos de largo murmurando de todo, como si nosotros no existiéramos en nuestra medida la infinitud del todo.
Jorge, algún segundo fuimos amigos. ¿Te acordás? Tantas veces mataste con tus manos los mosquitos para que no me picaran. Tantas veces escondiste la última medialuna para que yo no me quedara con hambre. Tanto me querías…
Pero… ¿¡te acordás o no, carajo!?
¡¡¡Jorge!!! Jorge, por favor, no dejes que la gente se vierta los ojos para afuera.
Tantas veces fuiste altruista conmigo a riesgo de parecer injusto.
¡Acordate! Está bien que te pongas de novio, pero los amigos no se olvidan.

38.

El que al par de los hechos se justifica
con palabras, sabe que los hechos no
tienen la razón

39.

Como una manada de olas
un toro de mar

40.

tachar una ley, un mandamiento, para no
ser infractor-pecador

41.

Adentrados lobos laterales
el miedo se me hace en los zaguanes.

42.

He venido hasta mi voz para
buscarte

43.

Hay derrotados antes de la
guerra. Allí no ha sido Dios.

44.

Si un día tu sueño conjetural se parece
al otro lado de mis manos

45.

bajo pájaro de luna
tu pie de pan y de raíz
como un navío ciego

46.

y tu vientre cíclope
y un caracol o cerrojo en la miga frutal
un hornero
una garganta un hormiguero

47.

tallo de sangre
tu pelo de musgo y sangre
barro de sangre
pájaro de trigo quemado y sandía.

48.

Siempre el odio de antemano me
anticipa los odiados

49.

En el pelo de musgo
te ataré mi canto de lluvia
como un río
En el pelo de musgo y vino
como un río enjugado por los hombres
de la guerra
mi canto será viento de sangre
Y cantará por siglos el caracol de vientre
mi garganta es una rama
que no tiene invierno
y tus ojos viajarán el silencio
y las manos panecidas

50.

Ojos atrás de los hombres
el mundo existe.
(ojos afuera existe
sin medida.)
Allí tú eres verdad a veces
como Dios cuando me alcanza el miedo
Por eso somos enormes
en la garganta súbita del sueño
Y ahora te regalo el tiempo,
alguna hora vacía
O como una colmena de piedra
donde las trincheras hacen miel
de sangre

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