FLY

Oí la suave música, un piano de fondo, unos tenues y dulces acordes sonaban,

Una vibrante melodía que enardecía mis sentidos, me avivaba y encandilaba,

¿De dónde venía?, más en mi corazón que en mi cabeza resonaba, sin dirección estaba,

Do-Do-Do-Do-La-La-La-Mi-La-Do m –La – Si- Fa m- Do m, La- Si- Mi-La- Do m- La- Mi- La- Do- Si- La,

Me va llenando de sentimientos melancólicos y alegres, extrañamente en una mezcolanza,

Apuro el paso, siguiendo los acordes, que parecen ahora ir trepidando en mis entrañas,

Viene a embriagarme, emocionarme, sobresaltarme, apoderarse, surgiendo de la nada,

Me tropiezo con un hombre viejo que me toma fuertemente del brazo y me para,

– ¡Epa! Crío ¿a dónde vas con alas en los pies y colgándote de fuera el alma?

– La música, la música,- le repito agitado, descolocado, nervioso, ansioso, la mirada afiebrada,

El hombre mira al cielo, luego se rasca la cabeza casi completamente despoblada,

– Fly…., es Ludovico Einaudi, me responde – un rictus raro en la boca desdentada,

– ¿De dónde proviene? quisiera oírla de más cerca – le suplico, el palmotea suavemente mi cara,

– Allí arriba vive, quien pone sus dedos en tus llagas, desequilibra tus sentidos y ordena tus chacras, pero será mejor que no vayas, porque si vas, poseerá también tu espíritu y calma

-¿Dice Ud. Que tiene tal poder, esa de quien habla? ¿Con solo en el piano tensar los dedos ,puede ella enloquecerme y robarme el color del aura?

– Puede, puede, sin ser suya la melodía, al tocarla, va asirte con finas y afiladas garras,y del color de sus ojos quedaras de tal forma prendido, que no podrás jamás dejarla,

– ¿Y cómo es que Ud. sabe esto de lo que me habla?

-Ohh, porque su madre hizo conmigo, lo que no quiero que ella te haga,

Pero a esas alturas mis piernas solas se alejaban, subían a trancos la escalera

Hasta alcanzar aquella ventana, arrimado al balcón caían yo de rodillas y lloraba

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