Podía escuchar su silencio… Fue tan sórdido, tan calmo. El silencio fue tal que pude escuchar las manecillas del reloj que vestía en mi muñeca. A cada paso de esas manecillas se alejaba, cada vez mas, la hora en que fuimos felices. Ese reloj que fue un regalo tuyo y ahora con su andar me apartaba de vos.
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