Promises

Entre al bar buscando un trago, sencillamente solía buscar algo de desahogo, y comencé a hablar conmigo mismo. El lugar estaba lleno de gente, pensaba que era un erudito de la humanidad, sufriendo por un amor, por una promesa y palabrerías. Una chica se acerco a la barra y comenzó a mirarme, con ojos azul y piel clara, pareciera que quería hablar. Y lo hizo, solo con un cuéntamelo todo.

La chica me daba igual, solo fue el pretexto perfecto para comenzar mi desahogo, así que le dije las palabras mas sinceras que pude pronunciar en toda la noche. -¿ Estas lo suficientemente ebria para no juzgar lo que te digo? . _ Claro que lo estoy… Y el desahogo comenzó.

Espíritus en mi interior intentando desahogarse, sentirse identificados con mi alma gemela, bailando y danzando al ritmo de la música, de las notas tan rítmicas que se enlazan una a una con una magia celestial. El aire en forma de brisa tocando mi piel, mis labios, mis ojos. Tus ojos. Pensar que podríamos morir en un segundo de brillo. Tus manos tan delicadas, tu sonrisa tan entonada que no logro ver hasta cuando te has marchado, hasta cuando me has vuelto la espalda. Desahogándome con un vaso de cristal con licor, con droga de olvido. Vuelve a aparecer , porque ese disfraz del licor solo es por temporadas, por temperaturas y sentimientos. Luego vuelvo a reflexionar sobre tus palabras que me hieren, pero dejo que eso pase, porque lo merezco , en el fondo lo merezco.

Tomaste tu vaso y bebiste un poco más, la música sonaba mas fuerte, aguda y no lastimaba. Me veías tan a detalle que te sentía dentro de mi, sin quejarte, sin juzgarme. Solo me enseñabas aquella parte de mí que era la libertad, aquella que no había logrado encontrar. Y sin conocerte.

Me veías tan impresionada, admirada como si fuera un súper héroe, y yo no hago promesas, porque no sé si las pueda cumplir, podría darte una luz , un paraíso que es lo que más quiero brindar. Darte lo todo aunque tenga al árbol del pecado, confío tanto en ti que podría dártelo, sabiendo que no serás capas de dañarlo, de perjudicarlo , aplastarlo o quemarlo hasta cenizas.

Palabras salían de mi boca, honestas , frías e hirientes a veces, sencillas pero mágicas. Y tú las escuchabas como si fuera una letanía, una fuente de vida y de espíritu, y no las juzgaste jamás. Eso de no conocerme era tan agradable que hasta te pareció chistoso mi pensar. Y yo logré vivir. Sin hacer promesas.

Veía el suelo, madera vieja. Huellas que dejaban su rastro, y me quede pensando en toda la vida juntos, en como podia ser o no ser, lo bueno y malo. El infierno y paraíso juntos, veía tus brazos tomándome desnudo abrazando mi pecho, y yo te abrazaba y tu cabello me hacia cosquillas. Luego recordaba la fuerza que tuve para defenderte y cuidarte, hasta podría decir que te cuide de más, saliendo los celos por delante cuando algún individuo se te acercaba con promesas falsas y yo sabía que eso pasaba, pero tu siempre me fuiste fiel. Luego sentí como tomaste mi espalda y volví a levantar la mirada, ahi estabas cada vez mas cerca. Más.

Me puse los audífonos, sin siquiera tenerlos. No te escuche y pude verte hablar, parecías una amiga desde infancia que me podia conocer con solo verme. Supiste cuando era el momento de entrar a ese bar sin movimiento, y me encontraste justo delante de ti, no te costo trabajo, la barra vacía, un tipo sentado y con un aura que te atrajo. Te llamo a acercarte, a hablarme.

Y fuimos como dos almas encontradas, y no supimos cómo ser. Quién sabe cómo ser ? Que me lo explique.

Luego nos paramos, y supimos que habíamos compartido un trago para todos. Palabras para uno. Sinfonía para todos. Luego te vi desaparecer , como un fantasma, te evaporaste y supe entonces que estaba ebrio. Que era hora de despertar. Y de prometer.

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