Ella estaba ahí, sudando, jadeando, como si una pequeña llama la consumiera por dentro lentamente. Nunca he contemplado tanta inocencia en aquel frágil cuerpo semidesnudo, recostado en aquella banca húmeda por el vapor de las duchas y el ambiente de cualquier vestidor de piscina.

Solos completamente solos, la sencilla puerta de cristal opaco estaba asegurada, solo el intenso aroma de humedad perfumaba el ambiente, y el silencio se mezclaba con los sonidos casi muertos de una blanca silueta.

Como recuerdo… ella estaba tan asustada, que su corazón se escuchaba desde afuera. La mire y en sus ojos se enaltecía un brillo fuera de lo común, tan tierna, tan dulce, tan niña esta el momento; me acerque con la delicadeza que aquel cuerpo merecía y con cautela me deslice entre sus piernas, de verdad era como tocar la gloria. Ella no hacia otra cosa mas que mirarme,quieta, inmóvil; sin pronunciar palabra alguna apretó mis cintura con su piernas y con un efímero, pasivo y la vez excitante gesto, me dio a entender que era el momento, y una voz repentina corre en mi mente, » esto no puede estar pasando», pero no duro mucho la meditación, le devolví la intensidad de su mirada con un poco mas de fuego, la apreté con un poco mas de fuerza y recuerdo como respiraba tan profundo, como su rostro de porcelana pintaba unas sonrojadas mejillas, finalmente su voz quebrada, tímida, como un murmullo trasportado por la atmósfera llego asta mi, «no tengas miedo, adelante «; y un vació se apodero de mi por completo, era inevitable, mis manos escalaban temblorosas las curvas de su cuerpo, sentía como arrancaba el universo y lo bien que se sentía tenerlo; me acerque lo suficiente para escuchar como su alma se estrujaba por dentro y como los gemidos impacientes nos devoraban por completo; y fue entonces que la bese… imposible me es olvidar aquel encuentro,si, la tenia, la tenia de verdad entre mis manos, a la niña que tanto he deseado, la primera y la mas hermosa mujer.

la bese como si fuera la ultimas vez que tenia vida, sus labios tan rojos, jugaban y se divertían como niños, y en cierta forma lo eran, y mi boca como una araña de fuego recorriendo su cuerpo, y el aroma de su pelo se apoderaba de mi en silencio, aun no se como pude aguantar tanto deseo. Y por fin el momento cumbre del encuentro, ya era hora, los dos los gritamos al mismo tiempo, pero siento agua fría escurriendo en mi pecho, volví del vació por completo, y con pesadez y seriedad levante mi rostro, y hay estaba, Saliendo de la piscina como una sirena tomando forma humana, se escurría el cabello mientras caminaba hacia mí, con su pequeño traje de baño color cielo, color fuego, y con su sutil, maldita y encartonadora voz me dijo, «me gustas cuando piensas y tu mente se pierde» y me sonrió, me sonrió; la mire fijamente sin mencionar palabra alguna, a lo cual ella añadió. «¿me acompañas al vestidor?».

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