Premio Café Madrid de proyectos de novela. Club de escritura

Premio Café Madrid de proyectos de novela. Club de escritura

Todos los años, entre enero y abril: abierto el plazo de admisión de originales

Una iniciativa de la Fundación Escritura(s), con la colaboración de Spectrum Arts y de Talleres de escritura Fuentetaja

3000 euros para escribir y ver publicada tu novela

Accede a la convocatoria de 2018

Lee las obras finalistas de la primera convocatoria

Fotografías de Saul Leiter

El Premio Café Madrid: un concurso de proyectos de novela

Este no es un premio a una novela. Es un premio a un proyecto de novela: No pedimos la novela completa, sino solo un aval, una prueba de la novela que puede llegar a ser. Primero un capítulo, o unas páginas, y una sinopsis muy breve de lo que sería la novela, y luego otro capítulo, u otras páginas, solo el comienzo, para intuirla completa. La elección es así mucho más arriesgada, pero es también más estimulante, porque el premio no supone tanto el reconocimiento a un buen trabajo (ya hecho) como el hacerlo posible, o contribuir a hacerlo posible. Por lo que pueden participar aquellos que ya tienen escrita su novela, pero también los que no han podido escribirla todavía y la tienen solo pensada o anticipada con unos pocos trazos. En ambos casos, el autor del texto elegido tendrá 6 meses para escribirla o reescribirla, aprovechándose además de los comentarios que hayan podido hacerle otros usuarios a esas primeras páginas. Basta con ser mayor de edad, con otros libros publicados o no. Queremos que sea para el premiado, ante todo, una oportunidad.

Cualquiera entiende que escribir una novela es complicado. Pero no hace falta ir tan lejos con las conclusiones: Solo sacar tiempo para escribirla es ya tremendamente difícil. Las circunstancias no son casi nunca propicias para quien quiere escribir una historia, arañándole tiempo al tiempo, buscando para la escritura el espacio que antes tenía el trabajo o la familia o el sueño. El esfuerzo que nos trasmite la imagen del escritor fijado a la silla, concentrado en el papel o en la pantalla del ordenador para sacarse de dentro las palabras, nos puede despistar del esfuerzo previo que ha tenido que hacer para ganarse ese tiempo, pero resolver esta primera cuestión es central. Prosaica, pero prioritaria (y excluyente). La correspondencia y los diarios de muchos escritores son cuadernos raquíticos de contable: las angustias y las quejas por un oficio que los obliga a una vida de renuncias.

También las dificultades pueden terminar mitificadas, como los síntomas, y no solo las condiciones indeseables, de ese primer acto heroico cuando luego se confirma una trayectoria sobresaliente, pero son más los damnificados que los aupados. Conocemos los casos fantásticos de García Márquez, con solo la mitad del dinero necesario para enviar a Buenos Aires su manuscrito de Cien años de soledad, después de haber sido rechazado en México, o de Roberto Bolaño, por ejemplo, vigilante nocturno en un cámping y participante tenaz de todo premio literario de provincias antes de convertirse en un dios, pero son los menos, y es difícil creer que las dificultades añadidas que tuvieron que afrontar pudieron ayudarlos a convertirlos en mejores escritores. Muchas veces es una lucha desigual la de uno contra sus circunstancias, lo que no obliga, desde luego, a una rendición incondicional, pero tampoco a recrearse en la miseria.

Es este el mejor momento para dejarse ayudar. Y para ayudar. La crisis económica se ha llevado por delante las pocas ayudas que había para apoyar a los escritores en sus comienzos, en forma de becas o de estancias. Por eso es para nosotros tan importante este concurso: porque el premio es facilitar estas circunstancias, apostar por el mejor comienzo de novela y permitirle a su autor acabarla, con una dotación económica que debe ser suficiente para ensimismarse en su historia los siguientes meses, y que se complementa además con formación específica, con una taller-tutoría de novela para trabajar los aspectos más técnicos, y con la publicación del libro. El premio como ayuda para ganar tiempo para escribir.

Bases del concurso

El concurso tiene dos fases (eliminatorias): la primera abierta a todos los autores y la segunda exclusiva para aquellos que hayan superado la primera ronda. En la primera fase se enviará un primer capítulo o las primeras páginas de la futura novela y una breve sinopsis (hasta un máximo de 3.000 palabras, incluida la sinopsis, al final, de hasta 300 palabras).

A los seleccionados se les pedirá luego un segundo capítulo (o las siguientes páginas, con un máximo total de 6.000 palabras). Superarán la primera fase los 20 participantes más votados por los usuarios, más un máximo de 20 participantes elegidos por la organización, con un criterio estrictamente literario, de calidad.

El plazo de admisión de originales en la primera fase del concurso se desarrollará entre enero y abril cada año. Los usuarios podrán votar los mejores textos en el mes de abril.

Los autores de las 20 participaciones más votadas (más un máximo de 20 participantes elegidos por la organización, con un criterio estrictamente literario, de calidad) pasarán a una segunda ronda en la que deberán sumarle a ese primer capítulo un nuevo capítulo. Esta segunda fase se desarrollará en mayo. Las obras podrán votarse entre mayo y junio.

Las obras presentadas a concurso no podrán ser retiradas una vez concluido el plazo de admisión de originales de la primera fase.

Los autores deben votar al menos 10 obras en la primera fase para pasar a la ronda final. En esta segunda fase deberá votar también 5 obras para poder optar a los premios.

En la segunda fase es un jurado profesional quien decide el ganador del Premio Café Madrid, dotado con 3.000 euros y una tutoría-taller de novela de 6 meses.

Comenzar una novela, por Andrés Barba

El café como glosa

La glosa es una forma poética en que un poema comenta o desarrolla otro poema, usando líneas sucesivas del poema original como línea final de cada estrofa del poema nuevo. El tema del concurso es libre. Pero os pedimos incluir, como en la glosa, una referencia a un café (cafetería, bar, restaurante…) en ese primer capítulo enviado de la novela. Con un cierto protagonismo o solo tangencialmente: lo que necesite vuestra historia. Puede ser, además, un buen punto de partida. Desde luego para cobijar vuestra novela bajo tantas otras excepcionales, no solo costumbristas, con el café como vórtice de las historias, por ser lugar de encuentro, de comienzos y finales de muchas relaciones, de confesiones, de ejercicios de introspección, de soledad, de ensayos de uno mismo con desconocidos… Pero sobre todo porque puede servir para amarrar la novela a vuestra propia experiencia, y hacerla así más viva y precisa, por ser el café un espacio social fundamental en nuestras sociedades, un escenario frecuente en la biografía de muchos de nosotros, en muchos recuerdos que nos han quedado grabados. También (o sobre todo) en las biografías de los escritores o artistas: por ejemplo el café Floré, en París, de Apollinaire primero y luego de Sartre (y de Hemingway y de Capote), o el café Gluck, en Viena, de Stefan Zweig, de su relato Mendel el de los libros, sobre un vendedor judío de libros viejos que acude todos los días muy temprano a su rincón en el café, convertido en su despacho. O El Cervatillo de Buenos Aires en el que Piglia le hace reflexionar -la reflexión central de su vida y de su obra- a su álter ego: “Una vida no se divide en capítulos, le dijo aquella tarde Emilio Renzi al barman de El Cervatillo, acodado en la barra, de pie frente al espejo y a las botellas de whisky, de vodka, de tequila que se alineaban en las estanterías del bar”.

El Café Madrid de Valencia

Ubicado en la calle de la Abadía de San Martí de Valencia, se inauguró en el año 1900 como Cervecería Berlín (estaba regentada por unos alemanes). Luego pasó a llamarse Cervecería Madrid. En 1956 fue adquirida por Constante Gil, pintor de origen gallego, quien la convirtió en su museo personal. Alrededor de las mesas y los cuadros se celebraban tertulias literarias y artísticas en un ambiente bohemio. Constante Gil retrató a muchos de sus tertulianos y colgó sus pinturas en las paredes abarrotadas del local, lugar habitual de tertulias artísticas y literarias. En 1959 inventó el Agua de Valencia: un cóctel a base de cava, zumo de naranja, vodka y ginebra, que se sirve todavía en el café. La cadena hotelera Myr, del grupo Comatel, prepara su reapertura en el mismo inmueble, hoy protegido.

Cómo participar

El concurso tiene dos fases (eliminatorias): la primera abierta a todos los autores y la segunda exclusiva para aquellos que hayan superado la primera ronda. En la primera fase se enviará un primer capítulo o las primeras páginas de la futura novela y una breve sinopsis (hasta un máximo de 3.000 palabras, incluida la sinopsis, al final, de hasta 300 palabras). A los seleccionados se les pedirá luego un segundo capítulo (o las siguientes páginas, con un máximo total de 6.000 palabras). Superarán la primera fase los 20 participantes más votados por los usuarios, más un máximo de 20 participantes elegidos por la organización, con un criterio estrictamente literario, de calidad. En la segunda fase es un jurado profesional quien decide el ganador del Premio Café Madrid, dotado con 3.000 euros y una tutoría-taller de novela de 6 meses.

El autor, tras escribir el texto de ese primer capítulo o primeras páginas (3000 palabras son aproximadamente 5 folios) escribirá en un nuevo párrafo, con mayúsculas, SINOPSIS o RESUMEN, y, a continuación, con un máximo de 300 palabras (y sin superar en conjunto las 3000), una breve exposición del argumento que tiene o prevé para su novela.

Los autores deben votar al menos 10 obras en la primera fase para pasar a la ronda final. En esta segunda fase deberá votar también 5 obras para poder optar a los premios. Puedes leer el pacto ético del club más abajo.

Accede al concurso (conv. 2018)

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