A la orilla del mar, la boca traza

los pilares del tiempo, donde resuenan

las voces de las vidas pasadas,

que vibran en el aire con el cincel del trueno.

Se desprenden las capas de nuestra piel,

y el cuerpo se revela, como adverbio y verbo

al unísono, ritmo de la ballena y el pincel

que, trazando, canta los arquetipos del tiempo eterno.

Surcan las olas del universo infinito,

entre estaciones y edades que escuchan la naturaleza

desde lo etéreo e incognito.

Se transmutan en tejidos de voces que germinan

y dan vida a las palabras, el cosmos y las páginas

que son como la arena y el cielo tricolor de la mañana.

Los días, los meses, los años y las semanas

se desintegran en las motas de las olas salvajes

Y en el eco de los dragones míticos

se escucha la sangre que late con fuerza en las venas

del universo y las quimeras de la carne.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS