Se siente extraño.
Vacío.
Ese cúmulo de sensaciones y emociones que alguna vez viví, hoy regresa a mí, pero se sienten distintas. Han cambiado. Ahora son nostálgicas, casi ajenas, y sobre todo, vacías.
Quizás, en aquel momento, cada emoción tenía un propósito, una razón que le daba sentido a todo. Pero ahora todo es diferente. Ya no tengo esa razón conmigo, y la vida parece haberse desdibujado en tonos grises, apagados y fríos.
Quisiera volver a sentir esa felicidad tan pura, esa chispa que iluminaba todo mi mundo. Pero se fue. Se escapó en un suspiro, como un parpadeo fugaz, dejándome con las manos vacías y el corazón pesado.
Hoy, lo único que queda es una tristeza profunda y una soledad que cala. Una desmotivación que pesa, que envuelve, que se aferra.
Y, sin embargo, aquí estoy, buscando entre los restos, intentando encontrar algo que me devuelva un poco de color, una esperanza. Aunque sea pequeña, aunque sea frágil.
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