Romería de la Virgen con sabor a Evangelio.
¨¨Evangelizadores con Espíritu quiere decir evangelizadores que se abren sin temor a la acción del Espíritu Santo¨ (Evangelii-Gaudium)
Desde la sencillez y la profundidad de la fe del pueblo, una señora amable, llamada Cristina Alvares, nos descubre la fuerza del Evangelio. Una comunidad cohesionada en torno a la Virgen María comparte sus penas, anhelos, alegrías, tristezas y esperanzas.
Soy Rerre.
-Cada tarde de mayo y diciembre, un grupo de niños y yo nos aventuramos a cantar a lo largo del camino real de la comarca El Corozo. Los aromas del campo nos envuelven, el perfume de las flores de árnica, el olor a tierra húmeda tras una llovizna. Nuestra alegría se desborda en la romería de la Virgen María. Esta vez, comenzará en la casa de la señora Adelmira. Nos acompaña la señora Cristina junto con otro grupo de distinguidas mujeres. El señor Francisco Viloria con su violín y su nieto Luis con el cuatro nos guían. La imagen de la Virgen va al frente y nosotros disputamos el honor de llevar el estandarte.
Mamá me dice:
-¡Freddy, apúrese y deje de jugar! ¡Vaya a la romería de la Virgen!
-Recuerda comportarte bien, deje la mala a junta con Chinto porque siempre terminan haciendo travesuras, procure volver a casa antes de que oscurezca.
Guardo mis metras y mi carrito de madera en un rincón, ya que mis primos se han ido antes. Corro por el camino real simulando los ruidos del motor , como si fuera un poderoso camión 350 a toda velocidad.
Estamos en la casa de mi madrina Ignacia y mi padrino Chico, donde se han reunido muchos niños. Antes de comenzar la romería, empezamos a jugar a la lleva en el patio, entre risas y juegos de todos. Es imposible olvidar, en ese ambiente de felicidad; recuerdo el sonido del agua fluyendo de un grifo siempre abierto, cerca del lavadero, había un tanque con pequeños renacuajos y peces, también dedicamos tiempo a intentar atraparlos.
Nos convocan a la procesión con melodías y loas a la Madre celestial. Arribamos al hogar de la señora Adelmira, quien ha dispuesto un altar florido y un mantel lleno de colores. Desde su patio, se oye el murmullo del río de la Quebrada, descendiendo de las elevadas cumbres del Páramo. A pesar del frío, cada instante es una oportunidad para disfrutar corriendo y jugando. Los adultos nos recuerdan que debemos calmarnos y guardar compostura.
La señora Cristina nos coordina y asigna a cada niño un Ave María para rezar el Santo Rosario. Durante el quinto misterio, el aroma del fororo invade la salita. Intercambiamos miradas cómplices, luchando por no reír. Es imposible no distraerse y sentir un gran deseo de tomar el fororo para continuar con el juego.
¡Por fin terminó el Rosario! Escapamos de la sala. Nos ofrecen un vaso de fororo y un pan. Me siento junto a mi prima Albita, con quien siempre me ha gustado compartir. De pequeños, nos elegían para ser pajes en las bodas. Yo le decía que algún día nos casaríamos. En la escuela, ella siempre cuidaba de mí y compartíamos la arepa en el recreo.
Los adultos permanecen en la sala, discutiendo temas del día que no nos interesan: la temporada de lluvias, el verano, el costo de las cebollas, las cosechas y lo que se debe pagar a un jornalero. Las mujeres conversan sobre las labores domésticas y de alguien que quedó embarazada.
Al terminar el fororo vamos a llevar el pocillo de peltre a la cocina y decimos:
-¡Dios le pague y la Virgen, Señora Adelmira! ¨¨
-¡Amén niños! ¨¨
La señora Cristina nos anima a entrar al salón, anunciando que aún nos espera la segunda parte de la romería. Con entusiasmo, se levanta y exclama,
– ¡es hora de leer y compartir el Evangelio!
Ese fue el momento en que esa palabra resonó en mis oídos por primera vez.
Mi primo Goyo alzó la mano como si estuviera en clase y preguntó:
-¿Qué es el Evangelio?
Ella lo mira con afecto y le dice:
-Goyito, es la Buena Noticia que papá Dios nos regala por medio de su Hijo Amado Jesús.
El Señor Hilarión toma la palabra y dice:
-muchachitos los Evangelios son cuatro:
Marcos, Mateo, Lucas y Juan.
Estos sabios, inspirados por el Espíritu Santo, redactaron escritos sobre la vida del gran Maestro Jesús de Nazaret, hijo de Dios Vivo y de la Virgen María.
Así fue como oímos por primera vez las semillas del kerigma, de esas personas bondadosas que se congregan para encontrarse con el misterio de Dios en la vida diaria. Hombres y mujeres, servidores de la comunidad, que nos transmiten la tradición de la Iglesia.
Nuestra amiga Maribel se ofrece para leer, todos le escuchamos con mucha atención:
En aquellos días, Jesús le dijo a un fariseo que lo había recibido en su hogar: «Si vas a organizar un festín o una cena, no solo pienses en tus amigos, hermanos, parientes o vecinos adinerados; ellos podrán devolverte el gesto, y así, todo queda a mano. Mejor aún, cuando prepares un banquete, extiende tu invitación a los pobres, a los que tienen dificultades, a los que no pueden caminar o ver; serás afortunado, ya que ellos no tienen cómo recompensarte; tu recompensa vendrá cuando los justos sean resucitados.» Lucas (14,12-14)
Cuando terminó de leer los adultos con su profundidad de escucha se quedaron unos segundos en silencio. Algo sucedió allí, ese silencio trajo a esa pequeña comunidad lo que llamo un sabor profundo a Evangelio. ¿Qué quiero decir con esta expresión que llevo tanto tiempo meditando? Sabor a Evangelio son todos los acontecimientos de la vida que manifiestan de manera significativa la acción de Dios en la realidad. La Buena Noticia de Jesús tiene un sabor a humanidad, está llena de encuentros, de alegría. La compasión es el sabor más noble que nos refleja la misión de Jesús.
Después del silencio las personas mayores y los jóvenes comentaban sus experiencias, muchos de haber sido ayudados por personas ajenas a la familia. De cómo ellos sin tener con qué pagar recibieron esa ayuda como una bendición de Dios.
Aquel grupo de niños solo escuchaban tratando de entender el significado de lo que en esa sala estaba sucediendo. Realmente Jesús estaba allí en medio de nosotros (Mt 18,20)
Mi madrina Ignacia y mi padrino Chico, nos echaron la bendición a todos y salimos corriendo a compartir con nuestras familias lo vivido el primer día de la romería.
Para finalizar este espacio de vida, cerrare con algunas frases de José María Olaizola SJ. Cuando las leí me dije esto es sabor a Evangelio:
Sabor a Evangelio es:
- Abrir los ojos para ver la verdad desnuda del hermano, y entonces no juzgar, sino abrazar.
- Abrir los labios para hablar sin estridencias ni doblez, sin trampa ni vacío anudando vidas con verso sincero.
- Desear, con deseo apasionado, no exigente, caricias, fiestas, alivio, pan sin hambres, baile sin soledad justicia sin víctimas memoria sin rencor.
- Hacernos vulnerables.
- Creer que Dios se derrama, infinito, en Espíritu y verdad, en tantos recodos de la historia y de las vidas.
Sabor a Evangelio es ser:
- Samaritanos con corazón de carne, y buena noticia viva.
- Locos en los anhelos y cuerdos en los caminos.
- Alfareros de otra belleza, viñadores de humanidad nueva, pacientes en la espera del hijo pródigo#bocadillo
La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría.(Evangelii-Gaudium 1)
Freddy de Jesús Araujo A SchP.
¡Gracias por leerme!
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