El deseo es una oreja
una ceniza palpitante y una escarcha invisible.
Un sudor como de costumbre
una taza que olvidaste
en este cuarto y un par de manías juntas:
El deseo es una flor de pan y trigo
una voz resbalada desde el atrio de la lengua.
Si decido hacer ruido
¿quién estará acá para callarme?
Envenena tu toda mi casa
has de mí un surco, deja caer la miel
como la semilla cae en la tierra. Líbrame del bien.
Desnuda mi carne, come mi cuerpo hecho oro,
que todo el dolor se propague en mi boca,
que se llame a la primavera en un segundo,
que se descubra tu aroma,
quema la luz, guirnalda de deseo.
Dame tu mano, incendia la capilla
de tus ojos. El silencio, el vientre en mí.
Entreabierto, busca mi sed y respira.

Porque te amo, busco tu piel de ají.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS