Hoy no estás conmigo y la flor que ahora duerme en mi recuerdo, soñara un día este crudo invierno. Para que soñar, para que vivir sin aliento en el alma. Si tú borraste de mi piel tus manos quebradizas. Es la esperanza lo sé, la que me arrulla con el sabor de tus labios. Soñaras, los días, pero jamás podrás arrancar de mi alma el silencio de esa flor que acaricio el cielo.

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