disociación AaA

Pensando, existiendo y repitiendo el ciclo, había pasado los ultimos días de Marzo haciendo eso una y otra vez, cayendo  en una rutina interminable,  caí  en ese cosa que llaman vacío pero afortunadamente no me encuentraba solo, encontré a Daniela. 

La encontré en uno de los pasillos de la habitación, ahí se encontraba  llena de nubes grises y pensamientos en forma de flechas que esperaban un objetivo para ser lanzadas. Me acerque, y poco a poco me llene de nostalgía, una nostalgía que olía a algo conocido  pero yo juraba que jamás había visto a esa mujer de nubes grises. Me fume su nostalgía y decidí hablarle, tal vez un calido saludo haría que la gran tormenta desapareciera. 

Intente una y otra vez, pero ella no me veía o tal vez fingia no sentir mi presencia, se sintió como hablarme a mi mismo, no sé, tal vez solo estaba alucinando y fueron los efectos colaterales de caer al vacío. Decidí vigilar cada uno de sus movimientos, me converti en el expectador de la vida de Daniela, y Daniela como te extraño. 

Aprendí tanto de ella, que aún recuerdo la primera vez que la vi enfrentandose a sus propios pensamientos, me hizo sentir pequeño el poder que le sedemos a nuestras propias mentes, ella siempre lidiaba más con los pensamientos de media noche y llegue a la conclusión de que la transición de noche a madrugada  la transformaba en otra persona completamente diferente. 

Nunca salía de esa habitación, parecía que estaba obligada a quedarse, obligada a desprender nostalgía de su ser. Todos los días solía mirar hacía una ventana, me costo algunos días saber que tanto miraba, pero hasta la fecha sigo sin saber que significaba  con precisión. 

Siempre andaba corriendo pero pedía que detuvieran la vida, nunca pude entender dicha ironía. Siempre corría y me apenaba no seguirle el paso porque a veces también yo pedía que pararan el tren, a veces yo también gritaba pidos. 

Cuando se detenía siempre era porque el amor había aparecido en aquella ventana pero casi siempre era muy fugaz,  recuerdo a uno que le hacía sentir que sus chistes no eran tan malos, otro que sólo aportó música en la ventana y otro que casi la hace detenerse por meses. La última vez que sucedió, el amor no aguanto el tanto que es ella, y si no se aguanta el tanto simplemente tiende a desaparecerse pero siempre regresaba, regreso o regresara. 

Estaba rodeada de gente la mayoría del tiempo pero siempre la sentí tan sola que ojalá me hubiera podido escuchar para hacerle compañía, pero no sé, lo intente tantas veces que sentía que ella no existía,  y es que sólo tal vez, aquella ventana era un espejo en el que quería evitarme verme reflejado, tal vez. 

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