Estoy distraída pensando en tus fauces
pero que miedo me da entrar en ellas,
siendo como ruido mutilante,
que no hace más que triturarme el alma,
que miedo, que miedo me da.
–
Pensando en tantas fórmulas
los números nublan cada espacio
porque sin entenderte morirme quisiera,
y seré entonces como el cero a la izquierda.
–
Estoy distraída pensando en tus garras,
negro serás cual pantera,
húmedo como el charco de la selva,
tajante, tómame, mátame y que llueva.
–
Pensando en tantos recuerdos, ven y trágate sin pensar mi lengua,
que sobre salga del corazón del pecho, ven y termina la infinita cruel tregua,
que me mantiene viva, vengo y desciendo.
–
Derecha e izquierda caderea tu esqueleto,
no apartas la mirada del iris que ya se me apaga,
que temor mantener los ojos abiertos
ya mejor mátame y llévate mi alma.
–
Estoy distraída por tenerte encima
respiras sobre mi frente,
maldito descarado todavía sonríes,
frívolo mi cuerpo, ya estoy inerte.
–
Pensando en tantos ruidos que tu boca hace,
ya no me parece tan aterrador respirarte
ahora yo te tengo, sujeta cual boa,
atrapado, eres el apresado no el atacante
respiro, exhalo y te toco la boca.
–
Fijas tus pupilas en las mías, se dilata, me dilato, se abren las puertas y retumban las hojas, caen las montañas y entra el desvelo, se rompen los árboles y llueve sin piedad, nos ahoga el tiempo y nos tranquiliza el alba; sin decir nada ha pasado todo, y sin buscarlo la nube sobre nosotros se posó.
La pantera profundamente negra, llena de espuma intensa y dulzor, la cheetah dulcemente templada, llena de lunares como decoración, corren a lo lejos sus alientos, correrán a los lejos pero juntos un corazón.
-Kristel.
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