Oh, Magnolia, neófita enamorada.

Ínfima entre tus hermanas

en la cima del mundo.


¿A qué viene ese rictus?

¿A qué viene ese aroma de somnífera dulzura

que persuade al forastero

y lo trae consigo a la esencia de tu vianda?


Cabellos níveos oscilan, en el aire imberbe,

y los jóvenes visitantes aparecen, carroñeros.


En templada virtud, habrás de elegir un amor,

mas en ninguna parte está escrita tal composición.


El futuro ya es, y se asoma incierto:

la desgracia mil veces es sentida.


¡Oh, la ingenuidad de tu talento

ha ocasionado tu inopinado ardid!

―Entonces implora que le arranquen el vientre,

y Eros, en su prórroga, asiste con larga flecha plateada―.


Oh, Magnolia, neófita enamorada.

Ínfima entre tus hermanas

en la cima del mundo.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS