Te sigo soñando

Te sigo soñando, mujer de papel. Y aunque intento no escribirte, el espíritu de mis letras muertas deambula por esta página buscándote, llamando a tus ojos como alma en pena que no sabe que ya no existe nada. En otra dimensión ajena a ti y a mi, a tu silencio y al abismo infranqueable que construiste entre nosotros.

El espíritu de mis letras cree caminar sobre tu mirada mientras levita sobre el desierto que es tu ausencia. Camina ciego pero contento, convencido de que le transitas. 

El asegura que ambos siguen allí, en un lugar que para ti y para mí no existe. En un lugar en el que esta versión tuya y mía, tan ajenos y tan lejanos, tampoco existe para ellos.

Cuando se encuentran con tus ojos, mis letras meten su mano por debajo de tus párpados prohibidos, húmedos y sedientos a la vez. Ansiosos, tu de recorrer mis letras y yo de erizarte el iris con mi mejor palabra. Tu pupila se expande bondadosa y me invita a penetrarte con la acción impetuosa de mis verbos desesperados, a vaciar la sangre de mis letras que palpitan para ti y se dejan deslizar suavemente por el camino dulce de tus ojos bonitos, tal como deslizaría mis labios por tu piel si realmente existiéramos. Con extrema pasión y a la vez con inmensa ternura. Abriéndome espacio hasta tu alma, ese lugar ajeno en el que habría querido vivir todas las vidas. Adentrándome hacia el mismísimo centro, dónde reposan los sentimientos que sólo tú conoces. Y entonces, con mi deseo y con tu licencia, preñarte con mis sueños. Que germine dentro de tí todo lo que siento, todo lo que te amo. Que tu deseo más secreto aloje mi semilla, abrazándolo, protegiéndonos, dándole vida a mi locura. Porque mi sueño es solo un sueño y se desintegra en el aire a menos que tú lo fecundes para concebir la esperanza.

Para mi, que me ahogo en el barro espeso de tu silencio, en el fondo del foso vacío donde solía derramarse tu amor; la idea de mis ojos y tus letras juntos no es más que una fantasía sensiblera de la resaca. Esa resaca que es lo único que queda de la fiesta que alguna vez fuimos.

Por el contrario, para el espíritu de mis letras y el fantasma de tus ojos nosotros somos la imaginación inconcebible de un mundo en el que el amor no alcanzó. Una pesadilla absurda que los despierta de golpe, con ganas de abrazarse fuerte, jurándose que jamás permitirán que se muera el amor más bonito del mundo.

Yo quisiera ser ese fantasma irreal que los asusta, vagar en pena por sus miedos, ser la excusa para un beso desesperado.

Yo quisiera ser ese miedo solo para saber que en alguna dimensión tu y yo nos estamos amando y estamos creyendo que vale la pena seguir soñando.

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