«Ojalá pase algo que te borre de pronto… Una luz cegadora, un disparo de nieve, ojalá por lo menos que me lleve la muerte,
Para no verte tanto, para no verte siempre, en todos los segundos, en todas las visiones.
Ojalá que no pueda tocarte ni en canciones»  Silvio Rodríguez

Pasan las horas, pasan los días, pasa la vida, pero tu no pasas. 

Te juro que lo intento, me esmero en lanzar tu recuerdo bien lejos de mi día a día. Ocultarte en el fondo de mi memoria. Pero fracaso irremediablemente una y otra vez.

Vuelve tu imagen a despertarme cada mañana, vuelve tu recuerdo a visitarme todas las noches antes de dormir, pero tu no vuelves.

Bajé al sótano de mis sentimientos, allí en lo mas profundo, donde te tengo sembrada. Agarré tu recuerdo con mis dos manos para arrancarlo. Halé una y otra vez, sentí crujir sus raíces en el vientre de la tierra. Me ardieron las manos mientras resbalaban impotentes sobre el tallo fuerte de mis pensamientos. Pero de nada sirvió tanto esfuerzo porque sigues ahí, doliéndome en el alma y ahora en las manos ampolladas.

Intenté entonces tapiarlo con silencio, condenar el espacio para que nunca mas nadie entre y al mismo tiempo para que tu recuerdo no salga de nuevo. Tampoco sirvió de nada, porque aún debajo de las piedras tu recuerdo retumba moviendo el piso, late en la planta de mis pies y desde allí me recorre. Creo que dejaste de ser tú para convertirte en todos los elementos. Tierra que palpita, aire que inhalo con desespero como un asmático… ausencia de fuego que me quema y agua que añoro para zambullirme en ti.

Este tiempo sabiéndote ausente solo ha servido para darme cuenta de cuanta falta me haces. Esta sed de ti, esta hambre de escucharte, solo me confirma que eres tú el alimento. Y mastico una y otra vez estas letras viejas y desgastadas recordando el sabor de tus besos de papel, el aroma de tus ganas viajando a través de la línea del teléfono… Te diría que estamos perdiendo el tiempo, procurando un olvido imposible, como quien ara en el mar. Que es un sacrilegio cada segundo que nos negamos, que le estamos fallando al amor y que es un sinsentido negarnos las ganas de estar juntos de alguna manera… Te diría tantas cosas si tu existieras todavía.

Sigo buscando la manera de convivir con tu vacío, de ahorcar tu recuerdo y enterrarlo en el fondo. Hasta ahora siempre germina y vuelve a levantarse, como un árbol hermoso pero triste en el que me recuesto para cerrar los ojos y pensarte de nuevo en este ciclo interminable que es extrañarte…

No se si pasará, pero se que al menos encontraré la manera de cohabitar con tu ausencia.

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