Rezas por un mundo cruel, cuando tú ya lo eres.

Rezas por un mundo cruel, cuando tú ya lo eres.

Damian L. Vera

21/02/2018

«Rezas por un mundo cruel, cuando tú ya lo eres».

Por Damian L. Vera

Cuando los problemas comenzaron, aquel que había fallecido tan solo se encontró de repente, mientras escarbaba entre sus memorias, frente a su propia imágen. Imágenes crudas y viles volaron por ahí, aproximándose a un destino incierto, como los animales que emigraban hacia más lejos, esperando saciar sus necesidades. Como doctor, sépase que había adquirido verdad en sus palabras, nombres, sinónimos, antónimos y definiciones con una trastornada realidad detrás de ellas. De inmediato, dijose que sabría manobriar en contra de sus instintos.

Memorias, viles, trastornadas, sueltas, locas, terribles, impredecibles, oscuras, tradicionales, cultas, religiosas, sedientas, hambrientas, perdidas, desprendidas violentamente; un torbellino de sudor, las lágrimas de un borrachón sin piernas, viéndose un rumbo fijo como el acantilado del dulce aroma de una percusión desentonada e incomprendida. Desató los cables para una posible respuesta, comandada por fuertes estruendos de horror. ¡Pero qué terror! No hubiesen comprendido, no profundizaron en ella, no sintieron lo mismo, no lo hostigaron, no procuraron ningúna promesa, no pudieron perdonarlo. Siéntete libre de opinar, amar, respetar, matar, suda por tu frente como nunca; arrancándo desmedidamente las cabezas de quienes te amaron, quienes creyeron en tí. Fíjate, ¿quiénes son? ¿Acaso los conoces? Sumerjete, adéntrate al laberinto del placer sin propósito. Tan solo hazlo, tan solo gozalo, tan solo espera y verás, como se salen de control las obras estructuradas y construídas con tanto rigor. Destruye, corrompiéndolas.

Subido entre los árboles grises, enfrente de tanta miseria, observas en gran medida con tus ojos iluminados. Puedes sentirte perfectamente acostumbrado con ellas, mira las interminables vías, los terrenos con poco arder, los pastizales verdes descomponiéndose y perdiendo el color, todo se descontrola. Esto es una locura, esto es un infierno. Jamás un sentimiento como este, nunca lo había sentido. Procuaría sentir más no efectuar cambio alguno, lo resurgido de las cenizas vuelve a ellas sin piedad, reveló sus intenciones y pereció en el intento de engendrar nuevas generaciones. Aprendes rápido por comprender tus líneas, violando las reglas estrictamente prohibidas por corromper. Generalizando, las asquerosas vallas de mierda escupidas por los campos, pudriéndote a la par, muriendo a la par, desapareciendo a la par; como toda creación del Señor eres y pierdes tu valor. Recupera tu estirpe disfrazada de un cuerpo. Clama, incendios por aquí, por allá, en tí. ¿Qué tiene de bueno insultar al creador, si negativa es la respuesta de tu error correspondiéndole a él tus preguntas? Limítate a observar, a comer y beber. Aprendiendo de uno mismo, leen la vida retratada de un cascarón. Las marcas dejadas a suerte del diablo son inútiles, llevándote al punto exacto de tu muerte.

¿Qué pretendes narrando tu experiencia? Eres solo un asesino, psicópata suelto, arremangánte las extensiones de tu traje, ejecuta tu misera existencia. Podría apostar que estas dentro de mí, podría apostar que jamás excluiste el pensamiento positivo de tu vida. Núblate de mierdas sin significado, puedes fallecer mientras miras el suelo, arrepiéntete de tus deseos más esclavizadores, disfruta del paraíso que has construído con mis manos, los cadáveres del sucio bien con alma propia, con derechos propios, similares a los de los demás. Piensa en aquellos a quienes mataste por tu bien, la admirable brisa que llena tus parpados de lágrimas; como tantas otras veces, aprende de aquellas defunciones que han estado motivándote día a día para que pudieras aceptarme. Aceptarme debería, las muertes, que tantas he causado, no permanecerán más en mi memoria, ya las olvidé, tú deberías sumergirte en el cascarón de mi espíritu; allí aprendes a ser feliz, olvidar los sucesos traumáticos, olvidarte de las muertes que has causado, las vidas que tomaste con el único fin de mejorar las técnicas del placer. Intenta penetrarme, posiblemente, de esta forma, únicamente, me amarás tanto como a tí.

Levantarás la vista cuando ellos te vean, intentarás matarlos, y acabarás nuevamente en prisión. No eres idiota, ¿sabes? Realmente amas presentir la mala vibra, sueles sentirla todo el día, cada vez que conectas tu inconsciente con la más descarada de tus personalidades. Ahora intenta relajarte, ámate, admirate, finge paciencia, finge dolor, aparenta que lamentas lo que has hecho, cuando en realidad, aquellas escenas tan dolorosas por las que has pasado trastornaron de felicidad tu cabeza. Los problemas, problemas, y demás problemas, no se resuelven al cabo de un formulario de personalidad; sino que estas logran resolverse por tu propio mérito de doctrinamiento. Pero tú elegiste esta vida, elegiste fingir, pudiste crear tu propio paraíso y poseerlo, pero en cambio imaginas un paraíso de cadáveres, en los recuerdas en ocasiones aquellos a los que te deben tu agradecimiento. Con tanta gente te has cruzado… que ni siquiera yo, tu peor tú, puede reconocerte ahora. Nos encontramos sentados en una hamaca infantil. Sus ojos no nos comprenden, nos miran pero no lo hacen, porque les asustamos, solo debes esperar y demostrarle a estos engendros quién eres, porque has nacido para brillar dentro de sus vidas. ¿No es así? En toda tu vida, por cierto, ¿siempre finges rezar de esa manera?

Podía ver mis manos ensangrentadas, ya han desaparecido. Me las he lavado fortuitamente bien, secas al resplandecer su brillosa piel, destacada y fina, asesisina y elegante, sucia pero tangible, aterradora, atractiva y amable. Oh, ahora mismo, es más, yo presiento, y presiento, presiento, presiento, presiento, presiento, presiento, presiento, presiento, presiento, presiento, presiento, presiento, presiento, presiento, presiento, presiento, presiento,presiento, presiento, presiento, presiento, presiento, presiento, presiento, presiento, presiento, presiento, presiento, presiento, presiento, presiento, presiento, presiento, presiento, presiento, presiento, presiento, presiento, presiento, presiento, presiento, presiento, presiento, presiento, presiento, presiento, presiento, presiento, presiento, presiento, presiento, presiento, y presiento,… QUÉ TAN DIVERTIDA PUEDE SER ESTA HAMACA INFANTIL. Me vuelvo como uno, déjame ser, permíteme resplandecerme, o el más mínimo error y termino degollando a los últimos niños, quienes provocan adulterio.

¿Me dejarías divertirme un rato más? No quiero despertar de este sueño húmedo. Gracias, muchas gracias, gracias, muchas gracias, te odio pero te amo tanto. Las tripas que nos pertenecen. La locura nuestra, de tanto amor. Te amo tanto. Permíteme ser. Seamos juntos, y a la vez que nada, estar endulzados por mierda.




















«Continuas fluyendo dentro de mí. Me derrito dentro de tí. Te conviertes en mí.»

El Fin.

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