La Existencia Dramática I

Considerar la existencia en nuestra percepción es percibirla como un fenómeno, un fenómeno de nuestro pensamiento, de nuestra esencia del ser. Nuestro propio objeto de estudio es nuestro propio pensar. Se requiere un análisis muy detallado acerca de nuestro propio conocer. ¿Qué somos? y ¿Qué seremos? Somos todo y nada a su vez, el abrazo de lo finito con lo infinito dispuestos en tiempo y espacio. Somos el error y el acierto, en caos y equilibrio que se disponen al azar en nuestra dimensión. Somos un conjunto de materia orgánica e inorgánica tomando funciones especificas para dar orden a la energía creando biomasa. Somos un punto de un conjunto de puntos, una línea que no tiene fin. Y seremos nada cuando hayamos muerto.

Pero, si te dijera, que no solo somos eso. También somos héroes que nos arrojamos a la vida a la lucha eterna de diversas causas. Sin importar a morir queremos ser representados en la historia, ser figuras para las siguientes generaciones que nos recordaran en su imaginación. Somos creadores de tecnologías y ciencias. Somo el sol de las artes y la luna del ingenio. Merecedores inalcanzables de un puño de suerte y fascinación. Creadores de nuestros propios universos.

Estas dos descripciones anteriormente mencionadas de lo que nosotros somos son antagonistas de la existencia. De ser lo banal a ser lo importante. Es el desbalanceo puro de nuestra existencia. Resulta pues, que este ejercicio propone como conclusión que nuestra percepción de nuestra existencia es subjetiva. Somo seres que vivimos con existencias subjetivas. Como un verdadero problema de nuestro conocer. Solo somos una representación alegórica de nuestro propio pensamiento, un concepto absoluto, una proposición que se escribe al infinito.

Lo único objetivo que podemos hallar de nuestra existencia es su presencia. Su presencia pensable. El objeto dinámico de nuestra propia forma de pensar. No es conciencia, es producto de la conciencia. La existencia es plasticismo puro.

Entonces, aquí desarrollaré una definición de la existencia. La existencia es un ser dinámico y subjetivo de nuestro pensamiento que moldea nuestra identidad ante la muerte. ¿Por qué la muerte? Pues la muerte, es el otro ser subjetivo. Se enfrentan dos seres subjetivos, pues la muerte es lo inevitable y lo desconocido, después de ella no hay nada, es singularidad. ¿Cuál es el contraste entre la existencia y la muerte? Los separa el conocimiento de ellos, la aproximación de conocerlas con nuestra percepción. La muerte jamás entrará a nuestras experiencias, pero nuestra existencia sí. Esta diferencia lo es todo entre estos seres subjetivos.

Entonces si queremos analizar la existencia debemos abordar primero a la muerte. La muerte es parte de la vida, un fenómeno que sucede cuando lleguemos a nuestra máxima entropía. Es inevitable para cualquier ser biológico. Tienen un amplio espectro evolutivo, pues la muerte evita todo el consumo del recurso, a pesar que existen especies muy longevas o algunas que podrían llegar a ser inmortales. Inmortales en el sentido biológico sin tomar en cuenta lo factores estocásticos de la naturaleza, como accidentes que imperan de modo externo en los organismos. Las religiones se abalanzan a la muerte para que después de su experiencia exista una nueva cantidad de experiencias. Un nuevo mundo después de la muerte es más felicidad, alimento para la pulsión del deseo para dar mas cabida al goce. Este escrito se hizo a mediados y finales del año 2021, en medio de una pandemia que no evita en meterse en nuestra mente a cada momento reduciendo la percepción del tiempo. También, estamos en el final de nuestras eras, abandonando el individualismo y la identidad en un mundo capitalista creado para satisfacer nuestro goce consumiendo y explotando todo. En un mundo donde el más poderoso es el creador de ideología. Donde el soberano es el pensamiento tecnológico que ofrece vida eterna para todos los seres humanos en un futuro, transhumanismo.

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