Estoy perdidamente enamorada de tus dulces ojos, soy un colibrí que por fin emprende su vuelo, y solo tus colores me llegaron a atraer, tan grandes y extensos como lo es el universo, tan profunda la tonalidad de su color, con solo cerrar los ojos ahí está su sabor.

Estoy perdidamente enamorada de tus perfectos labios, naturalmente teñidos de cereza, cambian como bugambilias coloridas cuando en un beso se revolotean, y me susurran al oído. Yo tan débil y tu tan insistente, abre como siempre esos rincones donde pueda entrar sin temor.

Estoy perdidamente enamorada de tus manos, que como niños en juego me sigues encontrando lunares en el cuerpo, tus palabras recorren mis venas, cada que se levanta, cada que sé que estás conmigo, tu mano está en mi espalda, en mis mejillas, en mi boca o en mi ser.

Estoy perdidamente enamorada de tu voz que me despierta por las mañanas, tu voz tan grave, que hace vibrar cada poro de mi cuerpo, cada huella de mi piel, mis oídos están para ti, amado mío, y fluye como un río, tu eres uno. Tienes escondrijos en tu piel que yo quiero aventurar, escribir en mi pecho cada parte que recorra, tu piel es como un rayito de luz, que atraviesa las hojas de los árboles más grandes, una luz tan intensa, como blanca nieve, como blanco destellante.

Tus ojos se cierran al tenerme de frente, tus ojos se abren al encontrarme en la obscuridad, eres como un río que llena mis muslos, que me hace sentirte entre los dedos, como esos ríos que caminan sin sendero, no se detienen por ver al caballo correr, tantas virtudes que tienes y yo sin espacio para llenar.

Cuando corres, el suelo absorbe el golpe de tus pies como caballo en galope, que resienten, que retumban. Cuando estrujas mi cuerpo contra el tuyo, me agrada sentir como palpita tu pecho y tu centro con los míos, por todo eres para mí.

Tu piel brilla con la luz del día, tu pie se pierde entre lo blanco de la nieve; tus ojos se pierden al ver los míos, gracias cariño mío por devolverme las ganas de amar, gracias por quitarme de la frente lo que tanto me ardía, no quisiste que ocultara lo que más me hacía brillar. Tú tan fuerte y yo insegura, no dejaste que cayera esa vez, ahora que estoy lista te alejas, gracias por prepararme para la vida.

Yo tan pequeña y tu tan grande, tan conectados y sin valor,

tan perdidamente enamorada de ti seguiré, porque ya estoy.

-Kristel.

-Fluye como río, como mis ríos.

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