Creo que he dejado de amarte, ya no me satisface ver tus fotografías, ni la sombra me cobija, ni el sol me fatiga. 

Creo que he dejado de disfrutarte, ya el tiempo tan veloz como coyote en pleno desierto me parece, tus palabras corren y vuelan por mis oídos cual ventisca sobre la tierra, todo se lo lleva y nada conserva.

Creo que he dejado de mirarte, ya no brillan mis ojos ni titilan como estrella ahogada en su propia agonía, que apagándose deja en su camino una estela de destellos, ahora mis ojos están hundidos en la fosa, dentro de un animal del mar, donde el sol no llega ni resplandece por amor, ya no puedo.

Creo que he dejado de escucharte, llegando del trabajo, de tus arduos esfuerzos mencionas las hazañas que te ocurren, ¿Por qué no solo te callas y dejas que el grillo siga cantando? Cállate y deja que pueda irme a la muerte con estos pensamientos sin solaz.

Tratas de rescatar lo irrescatable, pones tus manos sobre mi pecho, intentas reanimar algo que era, algo que no existió, como querer tomar una nube entre los ganchos y tejer un suéter de NADA.

Deja de seguir los pasos que borro a propósito para que no me encuentres, deja de seguir la voz que ya no enciende ni con la leña más cara e importada, está sumamente ahogada, en licor y en rotos amores, decido dejar de creer.

Creo que he dejado de amarte, ya no me interesa acostarme contigo sobre el césped, mientras vemos como el sol se oculta y el cielo comienza a brillar; ya no quiero que tus manos me sujeten, no me toques no disfruto nada más.

Creo que he dejado de ilusionarme, ya no me llena pensar en verte otra vez, sí me duele un poco pensar que llorarías, pero fuera de ahí prefiero mi soledad.

Ya no quiero volver a tener tu mano con la mía, no quiero pisar contigo el mismo mar, no quisiera compartir el mismo vaso con tus labios, ya no quiero más.

Creo que he dejado de pensarte, ya olvidé tu apellido, olvidé ya tu color, yo en verdad creo que he dejado de amar.

Suéltame y no me busques.

Si me sigues… si lo intentas… te aseguro que me convertiré en lo que más hayas aborrecido, seré la pesadilla de tus noches, odiarás haberme amado, no me busques, porque en cuanto vengas, yo me iré y no me podrás encontrar.

Amenaza, advertencia y recordatorio.

-Kristel.

-Fluye como río, como mis ríos.

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