Ahora solo es un Mensaje de voz.

La variedad de las épocas y el amor de por medio dejan grandes lecciones. Ponerse a pensar que tiempo atrás cuando la conquista era toda una odisea me hace pensar que uno tenía definidas con antelación las intenciones que tenía con la persona que quería en su vida. Y dejar fácilmente una relación no era opción, ni siquiera se cruzaba por la mente de los involucrados.

Se cortejaba a la muchacha con la aprobación de sus padres, y los detalles que hoy en día se ven como cursis eran algo natural y propio de la etapa en la que iniciaba un enamoramiento que se mantenía con el tiempo. No todo era color de rosas, pero se mantenía un compromiso por ambas partes. Que ganas de vivir aquella época. 

En una carta se podía plasmar sentimientos y cada una de las palabras que eran escritas se convertían en semillas que se sembraba en el corazón de quien lo recibía. Con el tiempo, las canciones también tomaron su protagonismo para expresar a otra persona lo que uno sentía y por nervios quizás no se podía expresar. 

Pero siendo necesaria más interacción entre los futuros amantes, un mensaje de texto vía celular con el tiempo era crucial. Dar los buenos días, contar tu día y dar las buenas noches se volvía un gran detalle y luego una llamada telefónica también tenía su peso en lo que se construía. Pero para pasar de ser amigos a ser enamorados, aun con la facilidad del celular había un encuentro personal para declararle tu amor a otra persona e incluso concluir la relación si ya no podía ser llevadera.

Al avanzar más la tecnología se volvió indispensable contar con internet para poder enviar un mensaje y la inmediatez tomaba protagonismo en cada cosa que uno se hacía. Ahora que lo pienso, en un inicio cuando uno no se enfoca en tener una relación, sino conocer a la otra persona y fluir, se atrae más, porque se ingresa sin expectativas. Sin embargo ese lado de uno que se ilusiona con rapidez parece que no ha madurado por completo. Hubo una declaración de por medio para ser pareja, eso fue evidente. Con el tiempo no tuvo importancia.

Asegúrate de dar lo mejor de ti, esa siempre fue la filosofía de la relación. El tiempo, las circunstancias y demás se volvieron una excusa protagonista para dejar en la sombra a la comunicación que decíamos tener desde un inicio. Cuando algo no parecía funcionar hacia lo posible para que se solucionara y llevarlo de la mejor manera, hasta que un día deje de hacerlo con la firme intención de saber hasta donde podía llegar la voluntad de la otra persona para hacer lo mismo.

Al final, no paso lo que esperaba y resulto que quien no tomaba en serio las cosas era yo. La culpa se volvió compartida, el orgullo el ingrediente secreto para mandar todo lo construido a la basura. Y ahora la tecnología era la mejor aliada para la cobardía, porque solo con un mensaje de voz salió un «todo lo que he dicho es solo para decirle que paso a despedirme, que le vaya bien en todo, que Dios le bendiga».

Uno se desmorona como si estuviera en guerra y fuese un edificio de 30 pisos que acaban de echarle una bomba que termina con su estructura por completo. Aquellas palabras llegaron a sacar lágrimas, y la mirada ya no sabe a donde focalizarse. Ahora lo mejor es aceptar lo sucedido, tener un duelo y seguir nuestro camino, algo inseguros al inicio, pero siendo nosotros la constitución de muchas historias que nos han hecho trascender cambiaremos nuestro diseño en pensamiento.

Tantas preguntas inevitables que se nos juntan cuando no entendemos lo sucedido, nos lleva a querer fantasear, pero de vuelta a la realidad hay cosas que no van a cambiar.

Aun siendo fácil plasmar todas estas palabras, los dedos se quieren entumecer y las lágrimas nublan la vista, la garganta se llena de dolor por el nudo que retiene, pero de una u otra forma fue la mejor manera de desahogar aquello que a uno le llena de caos en la vida para reconstruirse y saber aprender esas lecciones que aún estaban pendientes con el amor.