Elda Historia I.

Elda Historia I.

Ana MR

23/06/2021

Elda, decidió una vida de carencias pero de amor, se reencontró con su madre que divagaba en las tinieblas y la regreso de la muerte en vida con un beso. Es un baúl de historias, pero que son los años vividos sino eso, y Elda tiene muchas historias. Un día nos dijo que la vida no es justa y menos para los que se aman demasiado, pero la revancha está en la eternidad del más allá. Cuenta:  “ yo tuve un tío que fue el único varón de su familia, vivían en un pueblo y su papá tenía un rancho muy bonito lleno de caballos y vacas, mi tío era muy guapo, al ser el hombre podía escoger a la mujer más bonita del pueblo para casarse, ese lado de mi familia eran altos, blancos y de ojos verdes y azules, mi tío tenía ojos verdes, su cabello era castaño y tenía la sonrisa de mil soles, llamaban mucho la atención. Su papá no tuvo problemas para casar a sus hijas y buscarles un buen partido que las cuidara y las tratara bien, su preocupación era su único hijo, pasaban los años y él seguía sin sentar cabeza, sentía que los años se le iban encima y pronto tendría que dejar el rancho en sus manos pero no veía intenciones de formar una familia y cuidar del hogar. Un día llegó al pueblo una maestra con su esposo, no era muy bonita pero era muy inteligente, estaba embarazada y tenía ese aire de resplandor que solo tienen aquellas que cargan dos corazones. Cuando mi tío la vio se enamoró y cuando la escucho hablar supo que no había otra mujer en el mundo que no fuera ella, pero estaba casada y además estaba esperando una criatura. Intentar cortejarla si quiera pensarlo, era un pecado muy grave, eso lo sabía mi tío, estaba en la biblia y aunque no sabía leer el párroco, que si sabía, se había encargado de que todos se supieran las leyes de Dios de memoria. El esposo de la maestra era un vaquero, pronto se volvió el capataz del rancho, tenía buenas habilidades y sabía llevar las cosas casi igual que su padre, pero poco pasó para que se dieran cuenta que era bueno con el cincho para educar a las vacas y a su esposa. A veces la maestra llegaba con moretones que ni la ropa podía ocultar. Mi tío tomó la costumbre de pasear a los caballos enfrente de la escuela a la hora del recreo, solo para verla un instante, le mandaba flores con los niños en calidad de anonimato, le escribía canciones que no le podía cantar y soñaba con ella todas las noches. Se acercaba el alumbramiento y la maestra dejo de ir a la escuela, mi tío se desesperaba al ver que no volvía y ya había acabado la cuarentena. Fingiendo una amistad con  el esposo lo invito a tomar unas copas y le pregunto por la maestra, el tipo ya nublado por el alcohol le confesó que el día del parto ella no dejaba de gritar y la golpeó hasta el cansancio para que se callara, le grito que tuviera a su hijo en silencio o los mataría a los dos, ella se había repuesto del alumbramiento pero no de la paliza que el esposo le había puesto, ademas le confesó que ya no la dejaría trabajar pues había rumores de que en el pueblo un vaquero la cortejaba en el recreo. Mi tío con una furia que invadía cada poro de su cuerpo, contuvo las ganas de no matarlo en ese instante, lo subió a su caballo cuando ya no le cupo una sola gota de alcohol en la sangre y con todas sus fuerzas con el mismo cincho que pegaba a su esposa, le dio un golpe al caballo, el cual salió disparado con la velocidad y la ira de mil demonios. No volvieron a saber del vaquero hasta 3 día después, cuando encontraron su cuerpo en una zanja y la cabeza media abierta, aunque los médicos dijeron que lo mató el alcohol antes que el golpe de la caída. La maestra regresó a la escuela y mi tío la empezó a cortejar todos los días, era difícil llegar a ablandar su corazón después de tanto daño, mantuvo el luto muchos años y mi tío fue paciente. Pese a todos los reclamos de su padre, los intentos de emparejarlo con alguna mujer soltera por parte de su madre y las amenazas de no heredar nada de su abuelo, el no perdió los ánimos y, finalmente, cuando el niño cumplio 10 años, el corazón de la muestra se abrió y dejó entrar todo el amor que la separaba desde hacía una década. Fueron intensamente felices, el niño tuvo el mejor padre del mundo y mi tío fue el hombre más afortunado; no había mujer más feliz ni hombre más dichoso, todos cuantos los conocimos nos tocó respirar de ese amor, hasta esa terrible tarde.  Era verano cuando mi tío cumplía sus 50 años, lo esperaba mi tía para comer, y como si el destino no soportará la felicidad de los que se aman, se manifestó en forma de serpiente, mordiendo al jinete y a su caballo. Fue encontrado esa misma tarde por uno de sus hijos, cuando ya nada se podía hacer por el, no alcanzó a despedirse de la mujer que tanto amo en la vida, quizás porque todo se lo dijo y no se guardó nada. Yo creo que ella no quiso hacerlo esperar otra vez en el más allá y unos meses después mientras dormía, su espíritu decidió alcanzarlo. Le sobreviven 3 hijos, y el de los ojos negros es el que más me recuerda a él”. 

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