El abrazo soñado

El abrazo soñado

Betsy

13/06/2021

«El abrazo soñado»

…Senti el abrazo que estaba esperando toda mi vida. Logré sentir esa paz acompañada por concebirme protegida. Cada segundo que pasaba más me agarraba a su cuerpo, no quería que desapareciera. Era una sensación agradable de refugio bajo sus brazos mientras mi frente se acomodaba en su cuello, me quise aprisionar a ese instante único. Me sentía tan segura, tan amada. Hasta que… desperté! Si, era solo un sueño, un cruel y hermoso sueño. Del cual cada noche estaré esperando dormir para de vuelta sentir. No conozco el rostro del que me abraza pero con esa sensación me basta! Es sábado iré a predicar en la mañana, como siempre no salude a todos. Mi excusa perfecta: es que estoy dormida. Esa mañana quería contarle como nos fue, quise intercambiar información o mejor dicho yo quería tener una primicia para contarle. Quise hablarle sin saludarlo. Que error! Que insensatez! Pero porque tantas formalidades? De repente lo tenía al lado mío con su mano en mi hombro y su rostro cerca mío (yo por dentro le gritaba que no se acerque mucho, que podría cerrar mis ojos, dejarme llevar por mis tontos y hasta desesperados acciones por solo sentir lo que no debo), él solo me pedía un beso. Un simple beso. Nada más. Que terrible engaño! Que mal, mi mente que enseguida piensa en lo que no corresponde… Es que solo quiero soñar… hay algo de malo en ello? Tarde o temprano tendré que enfrentarlo, podre? Sería bueno huir lejos de aquí. Marcharme, separarme de esta miseria que me vuelve loca. Que me produce la alucinación que anoche me abrazo, y yo me dejo llevar, porque muy en el fondo lo deseo más que nada en este mundo. Un tonto y estúpido abrazo. Lo deseo y me desplomo por dentro. No soy fuerte ¿que pasara cuando no pueda engañarme más? 

Estoy al filo del abismo pensando si saltar será la solución y acabe con este dilema. Cierro mis ojos, el aire es suave mientras un suspiro que se me escapa del alma. Siento la libertad de que nadie me observa, de que nadie sabrá mi dolor. La punta de mis pies toca el vacio hasta que una mano me agarra y no me deja saltar. La mano de una amiga es la que me mantiene en tierra segura. 

Afuera como siempre llueve. Yo me relajo. Es de noche, esperando a que mis ojos se cierren para una vez más ser esclava de mis pensamientos que no callan. Que me gritan y me imploran por ese abrazo que solo vivirá en mi mente, del cual mi alma se aferra. Y no sabe escapar..

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