No tiene complicación.!

No tiene complicación.!

ESTEFANYA PARRA

05/05/2021

Se valora más lo sencillo, alguna vez alguien lo menciono y creía que todos podíamos tener alegría en un instante. Teníamos un sin fin de cosas para disfrutar y no lo entendíamos.

Amaba salir los fines de semana a pasear en bicicleta, peinarme una coleta alta y que mi cabello flameara como una bandera. Ir con ropa cómoda era un deleite total, porque mientras manejaba podía sentarme o levantarme y pedalear tan duro si fuese necesario para superar una pendiente pronunciada.

Al deslizarme en la bajada de la carretera que recorría era otra historia. Cientos y miles de caricias del viento en mis cachetes, incluso una vez de tanto aire casi morí en mi intento por respirar. Yo podía detener mi velocidad cuando quisiera, pero los frenos no eran opción para disfrutar mi adrenalina al máximo. Cerrar los ojos mientras lo hacía, ¡qué va!, me sentía viva.

¡Guao!, ahora quisiera conocer esa carretera Daniela, menciono Martina.

– Y tú, ¿qué amabas hacer?, dijo Daniela.

Salir a bailar un viernes por la noche era una ceremonia para mí, por todo lo que implicaba realizar hasta llegar a la discoteca. Recuerdo que tenía que salir pronto del salón de clases para ir a mi casa y alistarme. Unas veces llevaba el cabello lacio y moverlo de un lado a otro para mirar como se sincronizaba con mi cuerpo mientras baila frente al espejo era divertido. En otras ocasiones lo ondulaba y destacaba mis ojos con un hermoso maquillaje.

Yo sé que el maquillaje y la ropa no definen a un individuo, pero disfrutaba de ponerle color a mis ojos cuando me apetecía. Llegar al lugar del baile era lo que más amaba. Mi amigo Rodrigo pasaba por mi casa y luego íbamos por Marcos, Julia, Camila y Carlos. 

Salíamos como en pareja, sin embargo los únicos enamorados era Camila y Carlos, nosotros éramos una especie de guardaespaldas muy anticuados.

Las expresiones de alegría no se hacía esperar, Martina mostraba los hoyuelos de sus mejillas cada vez que sonreía y movía la cabeza como negando las cosas en cuanto un recuerdo cruzaba por su mente. Daniela no se guardaba nada al entrar en su personaje para contar lo que era para ella pasear en bicicleta. Cerraba los ojos, alzaba sus cejas, gritaba con tanta algarabía cuando contaba su hazaña al saltar un bache en la calle, todo fruto de sus maniobras y al hablar de llegar a la cima de una montaña en su relato, decía, ¡lo sabía!, y levantaba su puño en señal de victoria.

No era nada extraño que cada una se deleitara contando su historia. Pero al contarlo no estaban cerca, una videollamada era su forma de conectarse, pese a que se encontraban en el mismo país vivían en diferentes ciudades, al parecer una amiga en común de la universidad dio paso a una amistad fuera de lo normal.

Martina seguía bailando cada viernes. El día no cambio, pero si la compañía y el escenario. Del otro lado de la pantalla hacia que Daniela realizara los pasos prohibidos, así lo decía ella, mover la cabeza, saltar, darse vueltas, simular entonar una batería o una guitarra siempre estaba a la hora de disfrutar este encuentro virtual.

Daniela por su lado paseaba con Martina a través de una llamada o un video que ella le grababa. Acostumbraba a enviarlo sin ediciones porque le encantaba que todo pudiera ser lo más real posible.

La creatividad se había vuelto su mejor amiga, porque nunca falto un chiste, un llanto, una comida compartida, sesiones de pláticas largas, ayuda mutua en la tarea, pijamadas, bailes, paseos en bici, películas, helados y lo que hiciera falta para tener distancia física pero jamás emocional.

Entonces había una mascarilla que impedía respirar a gusto, y los lugares nocturnos estaban prohibidos. La convivencia normal entre las personas debía tener 2 m de distancia y cualquier contacto físico se volvió extraño.

Y fue verdad, lo sencillo estaba con nosotros en todo momento, respirar, sonreír sin nada que tapara nuestro rostro, abrazar, estrechar la mano y convivir con otras personas. Hoy vivimos algo épico y aun así hay cosas sencillas para disfrutar.

¿Cuál es la tuya?

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