Acelerar y frenar

Los latidos de mi corazón son más acelerados desde que te conozco, no bajan la intensidad, estoy llena de adrenalina, me acostumbre a la interminable taquicardia pero a pesar de la constante emoción por el amor que siento por ti, esta la agitación. Son exactamente esas ocasiones en las que el inquietante sonido de mi ajetreada respiración se vuelve desesperación.

Mi cuerpo y alma piden calma y no creo que seas capaz de darla, me rehuso a creer que después de sentir la turbulencia del corazón no llegue el cansancio, vendrá y para entonces mi cuerpo se sentirá sin fuerzas por haber amado de manera incontrolable, incapaz de soportar el exceso, exigiendo respuestas de cómo sin piedad lo gaste hasta agotar. La ironía es que tú pides calma todo el tiempo, como si fuera tan fácil frenar. Quererte es un inminente choque a alta velocidad.

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