La certeza del Río, son sus orillas.
Apenas rectas, apenas curvas,
guardan, los espejos que se mueven.
El agua cuando baja cruje,
ha sido siempre,
vida, muerte y barro, repetidas veces.
Sólo me gusta la lluvia cuando moja
el polvo seco del camino,
y lo hace tierra.
Sólo confío en los árboles que miran al cielo,
sin rezar.
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