Miedo contradictorio

Lagunas visibles en ojos en forma de perlas perfectas. Mirada que clava la presa del día y enamora al postulante o al intruso que acecha. Pensamientos que vienen a la mente al verla pasar y al compartir espacios comunes. Pudiendo tener a cualquiera, decide cerrar la puerta y tomar café en su vitrina.

En milagrosos momentos de encuentro, manifiesta querer la luz divina que le indique con quien y en dónde. Llegan los perros hambrientos, no escuchan y reaccionan a lo que ven. Ella se atemoriza, sé esconde y no quiere participar de su propia audiencia. Quizás lo que busque sea alguien que la inspire, la mire y la quiera, no obstante, el juicio manifestado en el constante tipo de candidatos la hacen perder la fe, mas no su luz, que radia por su propia belleza.

Me genera cierta risa y empatía su situación tan compleja, puesto que estira y afloja más no hay convicción certera de a dónde quiere llegar. Pudiera tener al caballero enfrente y los desperfectos de otros intentos de plebes han corrompido la imagen de hombre ideal. Quizás así el amor es complicado que llegue y, por ende, la pieza faltante a su vida también. 

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