La llamada del genio

Era un tal 8 de diciembre de 2010, en Fuenlabrada. Vivía un joven muchacho de 20 años, que era pintor, y se dedicaba a pintar cuadros hermosos y muy estéticos, hasta que llegaron tiempos muy oscuros para él. Dejó de crear porque había perdido toda su inspiración por culpa de haber tomado una medicación llamada sertralina, era una mezcla de antipsicótico y antidepresivo. El muchacho estaba muy fustrado, ya que lo que le hacían pintar cuadros eran sus obsesiones y paranoias.

Intentaba una y otra vez pintar, tras haberse dejado la medicación que le había sentado como un rayo, y había caído en una gran depresión y había estado así un montón de veces, la parte del cerebro donde se encontraba la imaginación, estaba hecha un desierto. Pasaron un par de meses y su inspiración seguía sin volver, hasta que un día, el cerdo e ignorante de su padre, le obligó a cortarse el pelo, más bien rapárselo, como al ignorante de su padre le gustaba cortárselo.

Juan, el padre de Carlos, volvió a hacerle daño en el cuero cabelludo a Carlos, justo en la midma zona donde ya le hizo daño una vez, estaba claro que en esa parte de la cabeza tenía el cuero cabelludo más sensible. Juan le había quitado el móvil a Carlos, y eso fue lo que le hizo ceder al chantane de su padre.

-Carlos, te doy 50 euros si me dejas cortarte el pelo, y te devuelvo tu movil -dijo Juan.

-¡Que no!, ¡quiero que me devuelvas mi móvil maldito hijo de puta! -gritó Carlos llorando de desesperación.

Como Carlos no quería pelarse, Juan acabó por obligarle a hacerlo.

Pues Carlos, volvió a venirse abajo tras el corte de pelo, pero lo que no sabía, era que gracias a ese daño y a esa nueva obsesión, su inspiración y ganas de pintar iban a regresar días después, y así fue. Carlos volvió a pintar como un loco, volvió a considerarse un desequilibrado, como casi todos los artistas.

Carlos decidió pintar en un cuadro a la chica de la aue llevaba enamorado toda la vida, a Malena, y se lo iba a llevar al centro de formación profesional donde ambos estaban estudiando, el el CIFO Carlos III de Madrid.

Iba a hacer el ridículo para todos, pero eso no iba a hacer que Carlos no hiciera lo que iba a hacer, y lo iba a hacer desnudo ante todos, sin vergüenza alguna, pero lo que no iba a saber Carlos, es que gracias a lo que iba a a pasar ese día, un gran coleccionista le iba a comprar por 100.000 euros su cuadro.

Entró desnudo al centro, y todo el mundo empezó a reírse de él y a grabarle, hasta que llegó a su clase, donde se encontraba Malena, y también se encontraba Manuel, el que acosaba a a Carlos en el centro. Malena se quedó boquiabierta cuando vio el precioso cuadro de un bosque con sus animales, al vez que sorprendida por ver a Carlos desnudo. Era una forma de pedirle salir a Malena

-Todo esto lo hago por ti, Malena, porque llevo enamorado de ti toda mi vida -dijo Carlos muy enamorado.

-Carlos yo… yo no sé qué decir…

Entró a la clase, ya que estaba en la puerta anteriormente. Pasó, y nada más pasar, Manuel le empujó haciendo que Carlos cayera por la ventana, pero tuvo suerte de sujetarse con la mano izquierda, ya que en la derecha tenía el cuadro.

En pocos minutos iban a aparecer en el instituto 3 coches patrulla de la policía nacional, una ambulancia y un camión de bomberos. También vinieron periodostas con sus cámaras, y entonces, un conocido colleccionista de cuadros, Roberto Spegen, vió el hermoso cuadro por televisión y no dudó en ir al lugar dónde estaban sucediendo los hechos. Los bomberos ayudaron a Carlos, y Manuel fue detenido por intento de homicidio.

Mientras que la policía le pasaba una manta por el cuerpo a Carlos, Ronerto Spegen se acercó a él y le dijo:

-Muchacho, tu talento me ha traído hasta aquí, te compro tu cuadro por 100.000 euros y quiero que a partir de ahora trabajes para mí.

Y a partir de ahí, la vida de Carlos cambió para siempre. Ganó mucho dinero pintando cuadros y acabó casándose con Malena.

Una auténtica historia de superación y de superarse a sí mismo sean cuáles sean las adversidades.