Amor incondicional.

Amor incondicional.

Ivka Mendoza

07/10/2020

(Éramos dos jóvenes cuando nos conocimos)

-Yo era un hombre que le gustaba divertirse, pasar las noches en diferentes sábanas.

-Era joven. Y disfruté mucho de la vida, tuve cuanta mujer quise.

-Hasta que la conocí a ella…-

-Ella era mayor por 10 años; vendía periódicos en un kiosco cerca del edificio donde yo vivía.

Jamás pensé que me enamoraría de ella. La vi muchas veces antes, pero un día, vi la sencillez de su alma, y me enamoré.

-Tenía los ojos color miel.

-El cabello castaño.

Era muy hermosa físicamente. Pero eso era lo de menos. Su corazón era humilde y estaba lleno de bondad.

Tenía margaritas en su sonrisa,

Y unos labios carnosos.

-Una maravilla de mujer…

Un día fui al kiosco a comprar el periódico. como una mañana cualquiera, pero esta fue diferente.

Le dije:

Buen día, señorita. Necesito el periódico de hoy.

Era 10 de agosto de 1984.

-Me miró fijamente; mi corazón comenzó acelerarse. Y mis ojos sonrientes. No dejaron de mirar sus ojos color miel.

-Quise saber un poco más de ella. De su vida, así que como nunca antes le hice plática. era madre de 3 niños. Me contó que su marido; la golpeaba, que era un infierno llegar a casa. que se gastaba su salario en bebidas alcohólicas. En fin, era un borracho.

Pasamos horas platicando…

-Fui su paño de lágrimas.-

…Su vida era muy triste…

-Desde ese día; Iba todas las mañanas a conversar con ella, antes de irme al trabajo. Le llevaba café y galletas.
Me sentía enamorado, mientras más la conocía. Pensaba más, y, más en ella.

-El cielo estaba lloroso..
El color del amanecer era gris platino. Era diciembre de 1984. Cuando vi que su sonrisa no brillaba

Tenía los ojos manchados de rojo

Y sus labios morados.

Le dije:.. Fue él…

Sí. Dijo ella.

Anoche casi me mata. Tuve que salir corriendo con mis hijos en brazo. La verdad me siento muy mal. Pero si no trabajo, mis niños no comen.

Así que ahora estoy aquí…

Ella: con sus ojitos llenos de miedo, llenos de heridas, llorando.

Me sentí tan impotente.

Ella se veía tan angustiada…

Le pregunté: Dónde están tus niños.

Y me dijo: Aquí conmigo, hemos pasado la noche en el kiosco. Fue una escena tan dolorosa ver a los niños sin zapatos y echados encima de periódicos viejos.

Le dije:…

puedes venir a vivir conmigo, tú sabes que te amo, además no tengo problema en aceptar a los niños…

-Ella me miró; no dejaba de llorar y, me dijo: cuando termine la tarde te doy una respuesta. Al fin y al cabo, sabes que estaré aquí al terminar el día. No tengo donde ir. Sí, lo tienes, le dije.

Ella aceptó: pasaron los años… -Vivimos como una familia, yo me quedé con ella y, con los niños. Le di lo mejor de mí. Fui realmente feliz, jamás había conocido la felicidad; hasta que ella llegó a mi vida.

Verano del ’95.

-Íbamos en nuestro auto al campo,
Cuando decidimos detenernos cerca a un río.

Nadamos y compartimos bajo el brillo del sol durante horas. En eso; se me ocurrió hacer una especie de clavado desde una roca, bastante alta. Fue una estupidez.

(Hubiera preferido haber muerto…)

Al lanzarme al río: me golpeé en una roca que estaba al fondo del agua. -No era visible a larga distancia- Jamás imaginé que eso pasaría.

-Estuve varias semanas en coma,
Cuando desperté. -comenzó la pesadilla.-
El doctor me dijo: lamento darle una mala noticia; usted ha quedado paralítico, tendrá que usar una silla de ruedas para andar. Su familia ya lo sabe. Es milagro que esté vivo.
Cuídese hombre…

-El doctor salió de la habitación y yo comencé a llorar.

Por culpa de mi error había quedado paralítico, sentí que el mundo se me vino encima…

-Pero la tenía a ella, jamás me abandonó.

Ella me cuidó cada día, me bañaba, me daba de comer.

Ella se preocupaba por mí…

-Cuando salía de casa.

-Me dejaba el desayuno y la comida en el velador.

Para que yo pudiera comer, por si ella demoraba en llegar.
-Y cuando llegaba: me daba un baño, me cambiaba la ropa y se acurrucaba en mi pecho.

-Fueron años dolorosos, sé que ella también sufrió. pero el amor que ella sentía por mí, era demasiado grande. Y muy sincero.

Nunca dejaré de agradecer en la forma tan especial y única que me amaba, siempre preocupada por mí.

-Yo tenía dos vicios: el cigarrillo y ella.-

-En el 2001.

Dejé de respirar. Tuve un paro respiratorio. Mis ojos se apagaron para siempre

Pero me llevé conmigo los años más lindos de mi vida.

Ella todavía está viva; que ha durado mi viejita. -Yo siempre estoy a su lado. Y sé pronto nos volveremos a ver…

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